El papa Francisco permanecerá alojado por un periodo indeterminado de tiempo en la residencia de Santa Marta y, "de momento", no se trasladará al apartamento pontificio, donde ya han concluido las obras de acondicionamiento, según informó ayer el portavoz vaticano, Federico Lombardi.

"Al término de la misa de esta mañana, a la que asistieron las personas que se alojan en la residencia de Santa Marta (monseñores, obispos y otro personal que presta servicio en el Vaticano), el Papa, con palabras muy sencillas, ha dado a entender que, al menos en esta primera fase, permanecerá alojado allí", precisó Lombardi.

El Pontífice ha cambiado de habitación y ha pasado de la que ocupaba durante el cónclave al apartamento 201, más confortable, que incluye una sala para reuniones, "que le permitirá recibir más fácilmente a las personas, al tener un espacio más amplio", subrayó Lombardi. No obstante, para las audiencias oficiales y encuentros con grupos, obispos o jefes de estado seguirá usando el segundo piso del palacio apostólico, donde se encuentra la Biblioteca Privada y la sala Clementina.

De este modo, el Papa rechaza ir a vivir al apartamento pontificio, una estancia lujosa, dotada de unas diez habitaciones así como grandes salones, estudio médico, capilla, cocina, etc., según informaba ayer El Mundo, diario que sostenía que Bergoglio señaló alarmado hace unos días al ir a visitar la vivienda: "¡Aquí entran 300 personas!".

Hoy, el papa argentino celebrará su primera audiencia pública de los miércoles. Debido a las numerosas peticiones llegadas al Vaticano para asistir a la misma, se desarrollará en la plaza de San Pedro, y no en el Aula Pablo VI, como es normal durante los días de frío y lluvia. Esta audiencia se celebra en la víspera del comienzo del Triduo Pascual. Francisco oficiará todos los ritos de la Semana Santa, la primera de su pontificado, con la novedad de que en vez de celebrar la misa del Jueves Santo en la basílica de San Juan de Letrán, lo hará en una cárcel de menores.

De otro lado, ayer trascendió el contenido de una intervención de Jorge Mario Bergoglio a la que diversas fuentes atribuyen una fuerte influencia en la decisión final de los cardenales de elegirle Papa. Durante las congregaciones generales de purpurados previas al cónclave, el aún cardenal Bergoglio subrayó que "la Iglesia debe salir de sí misma e ir a las periferias", no solo geográficas sino también existenciales, manifestadas en el misterio del pecado, el dolor, la injusticia y la ignorancia.

Así lo reveló el arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Ortega, durante la homilía en la misa crismal del pasado sábado. "Permítanme que les haga conocer como primicia casi absoluta el pensamiento del Santo Padre Francisco sobre esta misión de la Iglesia", comenzó diciendo Ortega al referirse al momento de "novedad" que vive la Iglesia. "Bergoglio hizo una intervención que me pareció magistral, esclarecedora, comprometedora y cierta", apuntó, según informa la Arquidiócesis de La Habana. El discurso de Bergoglio dibujaba el perfil del futuro Papa sin saber que él sería el elegido: "Un hombre que, desde la contemplación de Jesucristo ayude a la Iglesia a salir de sí hacia las periferias existenciales".