"Estamos justo en la recta final, cuando se acelera el proceso de los ensayos. Ahora lo vivo como si estuviera en la autopista tratando de que no me pasaran los coches. Es ahora cuando llegan los nervios para mí y para todos. Ya es momento de empezar a buscar resultados". Fefa Noia, la directora, no esconde en sus grandes ojos castaños una inquietud interior. Es una desazón que, en mayor o menor magnitud, también fluye en el resto de compañeros aunque el Salón Teatro de Santiago parezca tranquilo a punto de iniciarse el ensayo del día.

No es esta una jornada cualquiera, aunque nadie del equipo brinde por la fecha. La marca la celebración del Día Mundial del Teatro, miércoles día 27 de marzo, aunque la compañía visualice solo el 5 de abril, el estreno de la primera obra del Centro Dramático Galego (CDG) de este año y la primera sin coproducciones casi 18 meses después de su antecesora, la Ópera dos tres reás. Quizás, haya pasado demasiado tiempo, pero la reducción presupuestaria en la compañía pública lo exige.

Mientras Fefa Noia reflexiona sobre el plan del día, los actores leen el guión acompañados del ayudante de dirección, Roi Vidal. Lo hacen en los camerinos con las luces de los espejos encendidas y las del techo apagadas. Solo falta Eva Souto, coprotagonista -junto a Manquiña- de Días sen gloria. La joven -a la que le falta un año para finalizar en la Escola Superior Arte Dramática de Galicia- está de espaldas a las butacas, vestida con vaqueros y camiseta. Se encuentra subida al lugar más alto y central del escenario. Desde la primera fila, se le oye repasar el texto. A la petición de la directora, que exige silencio al resto, comienza a interpretar la última escena.

Al acabar, sus ojos denotan acumulación de consejos de la directora: "Con cada idea, acaba. Lo que dices debe despertar algo en ti. ¿Qué recuerdos te trae a ti ese lugar del que hablas? Tienes que moverte y hablar como una chica que decide hacer un viaje, una tarea y que cuando ya lo consigue está totalmente vacía, como una mujer arrasada". Souto vuelve a repetir una y otra vez la escena entera o por partes. Mejora, pero confiesa la dificultad. "Necesito encontrar un punto neutro entre las cosas que me pides", señala a Fefa.

Mientras directora y actriz continúan machacando el final, bajo la caja escénica, en los camerinos, los otros cuatro actores de Días sen gloria repasan el texto. Manquiña, en el suelo, y Sergio Zearreta, sentado en una silla, se enzarzan en su diálogo. Parece que hay feeling. En un momento, Sergio mete la cabeza bajo la mesa del camerino desde donde continúa actuando; mientras Felisa Segade estira. Para Felisa, es un nuevo trance. La cantante de Leilía reconoce que afronta los ensayos de teatro como algo novedoso e incomparable.

Cuando Manquiña habla del "viento", por exigencia del guión, Felisa y Sergio soplan, mueven los brazos, mientras Borja toca el banjo mirándose en el espejo con una pierna cruzada sobre otra. Parecen tranquilos, la falsa tranquilidad antes del estreno.

El primer viaje de esta nueva obra teatral será en Santiago el próximo viernes 5 de abril, como homenaje también al autor del guión, el dramaturgo ya fallecido Roberto Vidal Bolaño, al que se le dedica este año el Día das Letras Galegas.