Pueden oír colores, oler letras, ver sonidos y percibir sabores al tocar un objeto con una textura determinada. Los sinestésicos poseen una extraordinaria facultad que les permite experimentar sensaciones con unos sentidos que perciben a través de otros. No se las imaginan, las sienten de verdad. Así lo reconoce María José de Córdoba, sinestésica, profesora de la Universidad de Granada y directora de la Fundación Internacional Artecittà, quien asegura que las sinestesias son "percepciones genuinas, no asociaciones de memoria visual de la niñez o un discurso metafórico". "Se producen por una hiperconectividad entre las áreas cerebrales, de ahí que resulten extremadamente interesantes para el conocimiento de la mente humana. Son una ventana abierta a nuestro cerebro y podrían resolver muchas de las incógnitas relacionadas con la percepción y el pensamiento", subraya.

Tal y como declara María José de Córdoba, diversas investigaciones apuntan a que la sinestesia se produce por la existencia de una mayor conectividad entre las áreas cerebrales relacionadas con los sentidos. "Aunque aún no se sabe a ciencia cierta por qué se produce la sinestesia, uno de los investigadores de mayor prestigio internacional en el campo de la neurología de la conducta y la psicofísica, Vilayanur S. Ramachandran, de la Universidad de California, sugiere que este fenómeno es el resultado de conexiones inusuales entre diferentes regiones sensoriales de la corteza cerebral", explica el catedrático de Fisiología Humana de la Universidade da Coruña (UDC) Javier Cudeiro, quien en su último libro, Paladear con el cerebro, aborda la sinestesia, entre muchos otros temas. Así, por ejemplo, la alta conectividad entre el área cerebral que reconoce los grafemas (letras o números) y la que percibe los colores haría que los sinestésicos perciban una palabra de un color o de otro.

"Se han descrito varios tipos de sinestesias, pero la más común y estudiada es, precisamente, la denominada grafema/color", señala Javier Cudeiro, y añade: "Algunas personas perciben colores cuando se enfrentan a unidades de tiempo, y también es frecuente imaginarlos en las palabras, los sonidos o las notas musicales. Incluso hay quien asocia los sabores con colores, sonidos o sensaciones táctiles, hasta llegar a casi todas las combinaciones posibles entre los distintos sentidos", remarca el catedrático de Fisiología Humana de la UDC.

La primera descripción científica de la sinestesia data del siglo XIX, y la realizó Francis Galton, precursor de las mediciones. "Tuvo la suerte o la desgracia de ser primo de Charles Darwin, de ahí que su trabajo no haya tenido tanta repercusión como debiera", apunta el experto de la universidad coruñesa, quien explica que, ya en el siglo XX, "hubo una eclosión importante, en las décadas de los 70 y 80, cuando empezaron a aparecer las técnicas de imagen". "Algunos estudios apuntan a que la sinestesia puede afectar, a diferente nivel, a entre un 1 y un 2% de la población, que se da con mayor frecuencia en mujeres y que, aunque no es hereditaria, sí tiene una cierta relación familiar, debido a que se trata de un rasgo dominante ligado al cromosoma X", indica Cudeiro.

Diversos investigadores, como Daphne Maurer, de la Universidad de Macmaster (Canadá), sostienen, además, que todos los bebés menores de cuatro meses son sinestésicos. "Esto se debe a que a esa temprana edad el cerebro todavía no ha realizado la especialización de las distintas áreas ante estímulos sensoriales", afirma Javier Cudeiro. "Al madurar este órgano, sin embargo, se producen cambios estructurales y las conexiones se hacen independientes", explica el catedrático de Fisiología Humana de la UDC.

María José de Córdoba también defiende la teoría respaldada por Maurer y otros investigadores. "Todos nacemos sinestésicos, y construimos la realidad en nuestro interior, en nuestro cerebro, con la ayuda de todos nuestros sentidos y todas las fuerzas sensoriales que operan en nosotros", destaca la directora de la Fundación Internacional Artecittà, una organización cuyo objetivo es, precisamente, encontrar sinestésicos y estudiar sus capacidades, dar a conocer los hallazgos médicos y científicos sobre el fenómeno y servir como punto de encuentro para artistas.

Las principales ventajas de la sinestesia se relacionan con la memoria, sobre todo, en el ámbito de la vida cotidiana. A las personas con sinestesia grafema/color les suele resultar más sencillo recordar un nombre, un número de teléfono u otras informaciones importantes gracias a la asociación con los colores. Respecto a la sinestesia espacio/temporal, un estudio de la Universidad de Edimburgo (Escocia) apunta, también, sus beneficios cognitivos.

La frontera entre la sinestesia y la metáfora es sutil y difusa. "La ideaestesia sí es muy común, es decir, las asociaciones entre formas, sonidos y colores adscritas a conceptos a través del lenguaje", apunta María José de Córdoba, quien asegura que estas asociaciones "son inconscientes y casi todo el mundo las tiene". "Esto demuestra que en la base de la generación del lenguaje y conceptos está la multisensorialidad o sinestesia", recalca la directora de la Fundación Internacional Artecittà, quien desarrolla en la Universidad de Granada un proyecto de "innovación docente" que toma la sinestesia "como base de la generación de un pensamiento holístico creativo". "Los resultados que hemos obtenido a través de los sondeos que venimos realizando desde 2006 revelan que existe alguna conexión entre sinestesia y creatividad", señala. Destacados personajes del mundo de las artes y las letras, como Charles Baudelaire, Nikolai Rimsky-Korsakov, Vladimir Nabokov, Marcel Proust, Alexander Scriabin, Olivier Messiaen y David Hockney, entre otros poseían -o poseen- esta facultad.