El Laboratorio de Neurología Experimental y Neuroanatomía -Departamento de Ciencias Morfológicas- de Medicina de Santiago de Compostela, que encabeza José Luis Labandeira García, valora el descubrimiento como el hito científico que representa. El investigador Juan Parga explica: "Las principales aplicaciones, aparte del uso para la obtención de tejidos para trasplantes, es la generación de células que se puede utilizar de manera personalizada para el mejor conocimiento de los mecanismos de la enfermedad". Es decir, si se derivan de un paciente, se puede investigar en esas mismas células qué está pasando, por qué no se comportan de forma normal. "Otra de las aplicaciones es que a partir de estas células de individuos enfermos, se pueden probar fármacos para saber cuales son los más adecuados para tratar la enfermedad en ese individuo en concreto, o para desarrollar nuevos fármacos para esa enfermedad", añade Parga.

También y entre las ventajas a las que apunta el científico, señalando al propio papel publicado en la revista Cell, están: "El número de ovocitos para llevarlo a cabo con éxito es mucho menor que el que se preveía inicialmente, haciendo posible que se use esta técnica de manera más efectiva", ya que antes se consideraba imposible por el alto número de ovocitos que se necesitaban. También "se dan un menor número de mutaciones con respecto a las iPSC" (otra técnica).