Un caso al menos a la semana de ciberacoso en Galicia. Ese es el dramático cómputo que -a falta de cifras de momento oficiales- estima la directora de la Unidad de Atención Temprana de la Universidade de Santiago (USC) y experta en Psicología Infantil, María José Buceta. Hace solo unas semanas organizó unas jornadas informativas sobre esta problemática que, según su percepción, va en aumento. "A lo largo de este año vimos a 17 niños, agresores y víctimas", explica la profesional que lleva más de una década trabajando en la Universidad y ya trató a más de 2.500 menores afectados por trastornos ambientales con factores de estrés, exclusión social, trastornos en el lenguaje o casos de acoso escolar.

El perfil-tipo de las víctimas de ciberacoso, según la experiencia de esta profesional son niñas, mayoritariamente, en edad pre-púber. "Es al mismo tiempo, cuando la menor comienza a tener más pudor", razona. Normalmente, en edades entre 11, 12 y 13 años.

La noticia llega después de conocerse dos casos de sexting entre menores en Galicia -concretamente en Vilagarcía y Sanxenxo-, como se conoce la difusión por redes sociales o mensajería móvil de imágenes de contenido sexual. La Guardia Civil de Sanxenxo detuvo a un menor vecino de esta misma localidad como presunto responsable de un delito contra la intimidad por haber publicado en internet la fotografía de otro menor de edad desnudo. El joven, publicó la fotografía del menor desnudo en una red social y fue detenido anteayer, aunque ya se encuentra en libertad y se le imputa un delito contra la intimidad. Y este nuevo caso se sumaba a otros anteriores como el que terminó con un juicio que se celebró recientemente en Pontevedra, a un joven de 15 años por difundir en la red imágenes de contenido sexual de una menor de 14 años en la localidad de Vilagarcía.

"La víctima no es siempre débil, puede ser un niño envidiado que tiene baja autoestima", explica a este respecto Buceta. De hecho, la profesional enfatiza que "el tema sexual entre niños está en el día a día", aunque cuando salta a las redes se hace imparable. "A veces se lo toman como un juego que se sube a la Red o se envía por WhatsApp, como un juego de rol entre los niños", asegura.

Destaca también que entre las víctimas que han pasado por la Unidad de Atención temprana de la USC están niños "de capacidades altas pero sin control conductual". Es decir, menores que no obedecen a los estereotipos ni normas de educación. Detrás están a veces, separaciones y divorcios o familias desestructuradas en las que uno de los progenitores consiente y otro no. "A veces son hijos de padres consentidores con el propio agresor; conocemos casos", relata. También se ven niñas menores, muy inteligentes, pero que han caído en la trampa. En cuanto a la prevención, los expertos aconsejan que familia, padres y educadores estén atentos para detectar este tipo de casos.