Son versátiles, elegantes y muy socorridos para vestirse cada mañana. Los trajes sastre vuelven con fuerza, rediseñados por las tijeras de modistos como el español Jorge Vázquez, la firma italiana Prada, la parisina Dior o la británica Victoria Beckham.

Incluso la marca de moda barata Primark deja ver en su colección para el próximo otoño que hace hincapié en esa ambigüedad entre lo masculino y lo femenino que siempre va asociada a los sastres. En esta nueva temporada, se recupera el diseño retro y las siluetas delicadas, con el toque salvaje que aportan los complementos de estilo punk. Beckham aporta al traje elementos curiosos como los pantalones tobilleros, ligeramente abombachados, las chaquetas desestructuradas o las faldas por encima de la rodilla, como las que le gusta llevar a ella misma.

El origen del traje moderno se data a mediados del siglo XIX, pero las formas iniciales se remontan a la revolución en el vestido masculino fijado por Carlos II, rey de Gran Bretaña hacia 1660. Fue tras el ejemplo de la corte de Luis XIV en Versalles que decretó en 1666 que los hombres tenían que usar una capa larga o chaqueta, un chaleco, un pañuelo, una peluca y los pantalones recogidos en la rodilla, así como un sombrero para el exterior. La evolución ha sido notable, pero el espíritu de aquellos trajes se mantiene. Eso sí, ahora incorporan otros aditamentos como camisas de cuadros, prendas de polipiel tachonadas, medias de rejilla o faldas con estampado tartán.

Y para acompañar al traje nada mejor que una blusa de seda o un top de punto sin mangas, como en los años noventa.