El encuentro de Pierre-Auguste Renoir (Michel Bouquet) y su hijo, el futuro cineasta Jean Renoir (Vincent Rottiers), con la modelo y actriz Catherine Hessling (Christa Theret) funciona en la película de Gilles Bourdos (Premonición) de triángulo sobre el que se desplega la trama. Basándose en una estructura clásica (aunque sin enfrentamiento, quizá algo que le resta potencia al total), Renoir se plantea como un biopic doble y deslavazado. ¿Trata el largometraje de la relación entre el viejo maestro y su modelo? ¿Trata el largometraje del enamoramiento del futuro maestro y una de las modelos de su padre? Quizá aquí es donde más se balancea el guión de Bourdos: ninguna de sus dos vertientes acaba teniendo la fuerza suficiente.

Renoir se afianza únicamente por un trabajo sobresaliente de Christa Theret. Ella es quien, en el fondo y forma, ejerce de nexo del entramado del filme y es ella, con esfuerzo titánico, quien lo mantiene. Por mucho que la película se empeñe en atravesar la época convulsa de la Primera Gran Guerra, nada de esto apuntala la parte importante del total: ¿qué ocurre entre el trío protagonista? Nadie necesita verosimilitud pero sí se pide brío cuando se tratan historias que lo están pidiendo a gritos.

Eliminese la racionalidad de Renoir y probablemente hubiese aparecido un largometraje desgarrado como las vidas de sus tres protagonistas.

No es así y el resultado se queda en algo bastante frío, reseñable solo por el enorme esfuerzo de sus tres actores principales.