De momento, les han cambiado el nombre. Ya no se llaman fareros, ahora son técnicos de sistemas de ayuda a la navegación. Y aunque parece que nadie imagina la costa sin faros puede que sí sin fareros, debido a la llegada de las nuevas tecnologías a las linternas de los faros.

En Galicia se encuentran 23 de los 187 faros que existen en el litoral español, pero son muy pocos los que todavía utilizan las instalaciones como vivienda. De hecho tan solo nueve permanecen habitados. Uno de los faros en los que aún duerme alguien está en el cabo de Estaca de Bares. Está situado en una antigua base de la Armada española y habitado por Eugenio Linares, que lleva allí más de media vida, 31 años.

El farero de Mañón, municipio donde se sitúa esta antorcha marina, cree que la mítica figura del farero va a desaparecer, pero sostiene que la crisis "está echando una mano" al gremio, ya que los sistemas que se estaban implantando eran "carísimos". "La monitorización lo que hace es señalar los fallos al puerto, pero son máquinas que no pueden reparar esos fallos que detectan, alguien tiene que llegar hasta aquí y eso va a ser mucho más caro", indica Linares. "A nosotros nos es mucho más fácil", sentencia.

Además de un empleo, el faro es su vida. Vive solo en Estaca de Bares, y así piensa continuar, no imagina otra vida. Trabajó un año embarcado y fue entonces cuando se fijó en la iluminación de aquella torre, que terminó por conquistar.