Normalmente, los spin off de series o de películas tratan de apartarse, aunque sea ligeramente, del espíritu de su raíz. Esto no ocurre con Aviones que pronto se revela como una pequeña modificación en la carrocería de los protagonistas de Cars (por mucho que estos también aparezcan en el metraje, dando la alternativa a los aeroplanos). La idea es la misma: una carrera alrededor del mundo en la que aparecerán una gran cantidad de personajes para ayudar al avión Dusty a superar su miedo a las alturas. Esta es su mayor virtud y su mayor defecto. Con tal de seguir con el serial, Disney se abandona a una continuidad bastante decepcionante, se mueve hacia su vertiente más terrible: la de una fábrica de construir series de películas en automático.

Se mantiene Aviones por las herencias clásicas argumentales de Cars: una vez están utilizados bien determinados arquetipos, los clones narrativos te van a seguir funcionando. Esto ocurre y hay momentos reseñables (ese primer vuelo, las diversas escaramuzas para aprender) que basan toda su potencia en estructuras ya conocidas. Por supuesto, a los pipiolos de la casa, a los que todo les suena nuevo y fascinante (todavía les queda mucho tiempo para convertirse en cinéfilos resabiados), hay que recomendarles Aviones.

Más de lo mismo, un bucle

repetido pero... ¿no lo son

también una onza de

chocolate o una buena nube

de algodón... hasta que te

empachan?