Galicia cuenta con al menos 904 alumnos con alta capacidad intelectual, es decir, que bien son superdotados -su coeficiente intelectual es superior a 130 y destacan en todas las áreas de conocimiento- o talentosos: sobresalen en una materia, pero en el resto su aprendizaje es similar al del resto de compañeros. Una cifra que la sitúa como la tercera comunidad con mayor número de estudiantes cuya inteligencia supera a la media, sólo por debajo de Andalucía (con 1.711 alumnos de este tipo) y Canarias (1.081), según revelan los últimos datos del Ministerio de Educación, correspondientes al año académico 2011-2012. En el lado contrario, La Rioja y Aragón, con solo 52 y 99 niños con alta capacidad intelectual detectados, respectivamente.

A nivel gallego, A Coruña concentra casi la mitad del alumnado con una inteligencia superior a la media (la Xunta tiene registrados 425 casos); seguida de la provincia de Pontevedra (332); Ourense (93) y Lugo (54). La gran mayoría de estos estudiantes se concentra en las etapas de Primaria (526) y Secundaria (273) ya que son una minoría los niños con superdotación intelectual detectados ya en Infantil (25). Seis de cada diez de estos alumnos cursa sus estudios en un centro público: 570, frente a 334, matriculados en un colegio privado o concertado. Además, los datos del Ministerio revelan que casi siete de cada diez alumnos con alta capacidad intelectual en Galicia (el 67%) son varones.

Los expertos calculan que solo entre un 1 y un 2% de la población cuenta con una inteligencia superior a la media. En España hay uno total de 8.602 alumnos superdotados o talentosos, pero muchos aún están si detectar. Pese a que cada niño es diferente, desde la Consellería de Educación -a través de su guía de sobredotación intelectual- señalan ciertas características comunes que presenta este alumnado como dominar y recordar rápidamente cualquier información; presentar una capacidad cognitiva excepcional para aprender, retener y utilizar esa información; tener una curiosidad excepcional; formular preguntas no propias de su edad; establecer relaciones inusuales y diferentes a las convencionales, aprender con rapidez o tener una memoria no simplemente repetitiva. Además, estos pequeños suelen tener una alta motivación personal, ser autocríticos, autónomos en su trabajo, muy creativos e imaginativos y suelen interesarse durante un tiempo por una o varias áreas de conocimiento concretas.

A la hora de detectar que un niño es superdotado, la familia y los profesores son la clave. Muchas veces son los padres los que se dan cuenta de que su niño aprende a leer o contar antes de ir a la escuela o que enseguida interioriza el contenido de una asignatura y después se aburre durante todo el curso y en otras son los docentes los que notan que ese alumno va mucho más avanzado que los demás. Cuando hay indicios de que puede tratarse de sobredotación intelectual, el caso se deriva al departamento de orientación de la Consellería de Educación para que se le realice una evaluación psicopedagógica al alumno.

Una vez confirmado que se trata de un niño superdotado, la ley permite varias opciones para enfocar su educación si no se quiere continuar por la vía tradicional. Los padres pueden optar por la adaptación curricular, es decir, el niño continúa con sus compañeros en el curso que le corresponde, pero el profesor le da materia adicional para que adelante conocimientos por su cuenta o bien varias horas a la semana trabajará con un grupo reducido con otros alumnos para ampliar el currículo ordinario. La otra opción que permite la actual legislación educativa es que el alumno adelante hasta dos cursos, algo que algunos expertos rechazan ya que recuerdan que pese a igualar en conocimientos a sus compañeros de edades superiores, su nivel emocional es el propio de su edad.

Muchos padres no saben cómo actuar cuando descubren que sus hijos son superdotados. Desde la Asociación de Altas Capacidades de Galicia les dan las claves. "Un niño de altas capacidades es ante todo un niño, de forma que hay que procurarle un ambiente estimulante, pero sin agobiarlo", indican y añaden: "Hay que animarlo para que mantenga su propia autoestima, pero sin sobreelogios, no conviene colgarle la etiqueta de excepcional". Desde esta entidad animan a los padres a aprovechar el interés de estos pequeños y fomentarlo con todo tipo de actividades. Eso sí, recuerdan que son niños y como tales hay que educarles para que ordenen su habitación, tengan un horario de estudio o valoren el esfuerzo, entre otros aspectos.