Una juez de Sevilla ha dictado una sentencia de divorcio en la que ordena dividir en dos una vivienda de forma que cada cónyuge se quede con una parte, siendo el piso propiedad de los padres del marido. La juez explica en la sentencia que el piso consta de 250 metros cuadrados que en realidad son dos viviendas unidas, por lo que con unas "mínimas obras de adaptación" puede quedar dividido en dos partes independientes, una con cuatro dormitorios y tres baños y la otra con tres dormitorios y dos baños. El padre deberá ejecutar a su costa las obras para independizar ambas viviendas y sin ese requisito no podrá ocupar la parte que quedará con tres dormitorios y dos baños, precisa la sentencia.