El género de terror tiene los seguidores más fieles y generosos del mundo. Les das un par de sustos bien dados, no les vendes hacha por liebre y te esfuerzas un pelín en que el guión tenga más de tres folios y pueden hacer de tu película una de las sorpresas de la temporada. Ahí entra con entusiasmo Tú eres el siguiente, que no es una maravilla precisamente, que comete errores de bulto directamente heredados de los peores topicazos, aunque siendo bondadosos se podría buscar una explicación humorística (homenaje, burla, esas cosas), pero que muestra un entusiasmo contagioso en su revolcón sangriento no apto para estómagos sensibles. Claro que con el entusiasmo no basta para merecer elogios, y Wingard, además, demuestra tener buen ojo para buscar el escalofrío con algunas imágenes tan insólitas como espeluznantes, que dan fe de que el género, aunque muy gastado ya, aún tiene espacio para ideas interesantes y sustos de buen nivel. No es John Carpenter, vale, pero el intento vale la pena.