Unos 2.494 gallegos padecen lupus -según las cifras más recientes de los informes estadísticos de la Sociedad Española de Reumatología (SER)-. La inmensa mayoría, hasta el 90% de los afectados, son mujeres en edad fértil y sus síntomas son distintos en cada paciente. Esta dolencia, crónica e inflamatoria, puede afectar a varias partes del cuerpo, especialmente la piel, las articulaciones, la sangre y los riñones. Así lo asegura la presidenta de la Asociación Galega de Lupus, Isabel Arceo, quien explica que en la mayoría de los casos esta enfermedad autoinmune ataca con dolores de articulaciones y fatiga. Un tipo de afección reumática. "En un porcentaje muy bajo de casos, afecta al cerebro" -matiza Arceo- "pero se puede dar". A lo que añade: "El comportamiento de un paciente puede verse alterado por algo muy simple: si tienes un tratamiento muy fuerte y no duermes, estás más irascible". Pero la presidenta quiere insistir en retirar el estigma de que el lupus acarrea problemas mentales o psicóticos.

"Gran parte de los episodios de inflamación son brotes; es decir, pasajeros. Una vez controlada la enfermedad con corticoides o antiinflamatorios del tipo que sea, eso se reduce", añade Isabel Arceo. A veces, esta enfermedad se combate usando fármacos como agentes de quimioterapia: ciclofosfamidas.

Hay lupus sistémicos, que afectan a cualquier órgano, y los hay que cursan sarpullidos en la cara en forma de alas de mariposa, por lo que pueden representar para el paciente un handicap a la hora de buscar empleo.

Como muchos otros enfermos crónicos, parte de su tratamiento es noticia porque ha dejado ahora de financiarse con cargo a las arcas públicas. Las cremas -que suponen fármacos para estos pacientes puesto que sufren fotosensiblidad- serán ahora objeto de copago.

Yendo al libro, el lupus es una enfermedad autoinmune crónica de origen desconocido que provoca que el mecanismo de defensa del organismo comience a atacarse a sí mismo. Esta situación crea un exceso de anticuerpos en el torrente sanguíneo y causan inflamación y daños en las articulaciones, los músculos, la piel y (potencialmente) en casi todos los órganos.

Entre los síntomas que presenta la enfermedad están fiebre, cansancio, pérdida de apetito y de peso, disminución del número de glóbulos blancos, rojos y plaquetas e incluso trastornos neurológicos como estados de confusión o cefaleas.

En cuanto a las causas de su origen, aún son desconocidas. Se trata de una "suma de factores de tipo genético, ambiental, infecciones y alteraciones del sistema inmunitario". Aún así, no se ha demostrado una relación entre la depresión o trastornos como la ansiedad con la aparición de éstas.

"Aunque el origen de la patología se desconoce, se cree que puede deberse a factores de tipo hormonal (de ahí que sea más habitual entre pacientes del sexo femenino) y también genético", señalan desde la Asociación Galega de Lupus.

"Es muy probable que no se trate de una enfermedad, sino de un síndrome, o sea, que no tenga una única causa", explicó recientemente Juan A. García Meijide, de la sección de Reumatología del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago. Tiene un complicado diagnóstico, que a veces llega de Nefrología, Traumatología o Medicina Interna, si bien se ha mejorado mucho en el tratamiento. "Tratarla adecuadamente ya es un reto", subraya el doctor Bernardo Sopeña. "Lleva el apellido de cada paciente; es diferente en cada caso", razona.

Las personas interesadas en obtener más información sobre la enfermedad pueden consultar la página web de la Asociación Galega de Lupus (http://www.lupusgalicia.org). El nombre de lupus (lobo en latín) procede de que los pacientes padecen hipersensibilidad a los rayos ultravioletas y unas manchas redondas rojas en la piel y el cutis.