"Rosa no entiende lo que le pasa y sus vecinas, tampoco: '¿Cómo le voy a decir eso a una campesina?'. Antón conoció a una mujer. Ahora, en casa, ella sigue hablándole al oído: 'Es algo que no puedes controlar. Es más fuerte que tú'. Rodolfo ya siente los efectos secundarios de la medicación: 'Se te va la vista para arriba, es muy incómodo'. Moncho ve que todo es un cambio de perspectiva: 'De pronto, todo, tu idea acerca de una persona cambia y lo único que queda en medio son las familias'...".

Las cifras oficiales establecen que más de 40.000 gallegos padecen alguna enfermedad mental pero, según los expertos, el número de pacientes que sufren patologías psiquiátricas severas y crónicas, como trastorno bipolar, de personalidad o esquizofrenia, "es mucho mayor". Una elevada incidencia que contrasta con el estigma social que, casi tres décadas después del cierre de los antiguos manicomios y la integración de los servicios de salud mental en los hospitales generales, sigue existiendo sobre estos pacientes y sus familias. La asociación A Creba de la comarca coruñesa de O Barbanza y la Federación de Asociaciones de Familiares de Personas con Enfermedad Mental (Feafes) en Galicia han colaborado en la realización de un documental, Con etiqueta, que pone rostro y voz a la enfermedad mental para, precisamente, echar por tierra tópicos e injustos prejuicios.

"Hace tres o cuatro años, A Creba puso en marcha un taller de creación audiovisual en el que se escribió una versión de Romeo y Julieta, titulada Ramón y Julia, protagonizada por una pareja con esquizofrenia y trastorno bipolar. Ese primer guión se plasmó en un cortometraje de ficción, durante cuya grabación se entrevistó a todas las personas que participaron en él. Y de ese material surge Con etiqueta", explica la directora del documental, Adriana Pérez, quien asegura que en él sus protagonistas relatan, sin concesiones estéticas, la complejidad de convivir con una dolencia de ese tipo. "Hablan del desconcierto ante los primeros síntomas, de cómo reciben el diagnóstico, de la estabilidad que les proporciona la medicación, de sus efectos secundarios...", apunta Adriana. "Lo que se busca es aproximar al espectador al proceso vital de unas personas que comparten mucho más que una etiqueta", añade.

Una de esa personas es Antón Pan. Tiene 44 años, y hace 21 que le diagnosticaron esquizofrenia. Reconoce que es una enfermedad "con muchos altibajos", que le han llevado a estar hospitalizado varias veces, pero afirma que, a día de hoy, se encuentra mucho mejor. "En junio me independicé. Vivo en un piso de alquiler con otro compañero, acudo a varios talleres en A Creba y la verdad es que estoy bastante bien", explica Antón, cuya participación en el documental fue un tanto improvisada -"faltaba una persona, me ofrecieron participar y no me lo pensé", explica-, aunque la recuerda con mucho cariño. "Fue muy entretenido. A veces, cuando estábamos grabando, nos daba la risa y teníamos que volver a empezar. Hubo muchas tomas falsas", comenta, divertido. "Si me ofrecieran volver a tomar parte en un proyecto como este, sin duda, lo haría", indica.

Ya en tono más serio, Antón lamenta que todavía haya "mucho desconocimiento y, sobre todo, muchos prejuicios" sobre la enfermedad mental. "Cuando te diagnostican una dolencia de este tipo te sientes solo, porque mucha gente te da la espalda. No entienden qué es lo que te pasa y te ponen etiquetas que te impiden llevar una vida normalizada. Es muy injusto", remarca.

Con etiqueta recoge, también, los testimonios de padres y hermanos de algunos de sus protagonistas, quienes relatan lo que supone recibir en el núcleo familiar un diagnóstico de enfermedad mental. "Cuando esa noticia entra en casa es muy duro. Pierdes las expectativas que tienes para tu hijo", afirma el padre de un joven con esquizofrenia, quien destaca que la labor de las asociaciones dedicadas a la atención de estas personas es "fundamental para su recuperación".

Familiares y personas con enfermedad mental de Galicia denunciaron esta semana los recortes de personal en la sanidad pública y medidas como el copago farmacéutico que tienen consecuencias "auténticamente dramáticas" para este colectivo. Coincidiendo con la conmemoración del Día Mundial de la Salud Mental, la Federación de Asociaciones de Familiares de Personas con Enfermedad Mental (Feafes) en la comunidad gallega lanzó un mensaje claro a la Xunta y al Gobierno central: "Que no se recorte la atención a estas personas por culpa de la crisis".

El presidente de la organización, Xosé Ramón Girón, cargó también contra la reforma del Código Penal del Ejecutivo de Rajoy que, aseguró, "equipara a las personas con enfermedad mental con sujetos peligrosos". "Es un retroceso al siglo XIV, insultante e inhumano", denunció.

En la misma línea, Carlos García Lampón, un joven miembro del Comité de Persoas con Enfermidade Mental de Feafes, manifestó su "indignación" ante los recortes en materia de sanidad, y concretamente en el área de la salud mental. "No se cubren las bajas ni las jubilaciones, y los especialistas tienen que asumir un número cada vez mayor de pacientes. Así no pueden hacer bien su trabajo", advirtió. "Nos están fastidiando con el copago", añadió Carlos, quien reclamó medidas que a medio plazo puedan ser "más efectivas" que la simple farmacología o los tratamientos en centros de salud mental. Este joven incidió, además, en la importancia de la puesta en marcha de "planes individualizados de actuación", el desarrollo de los equipamientos y el "apoyo domiciliario".