El Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 1 de Santiago ha condenado al Servizo Galego de Saúde (Sergas) a abonar 25.000 euros a una mujer que perdió la visión de un ojo después de recibir un golpe del rabo de una vaca. Según el fallo, el error en el diagnóstico inicial por parte del médico de cabecera fue "incuestionable".

Los hechos ocurrieron en diciembre de 2002, cuando B.F.V., una vecina de Lugo de 60 años, realizaba labores de ordeño y sufrió un fuerte golpe en el ojo izquierdo al impactar contra el mismo el rabo de una de las vacas.

"Pasados unos días, acudió al médico de cabecera que, después de contarle lo acontecido, le recetó unas gotas diagnosticándole de tirigium, entregándole un volante normal para el especialista", según recoge la sentencia. Al no remitir las molestias, prosigue, "el 12 de febrero acude de nuevo al médico, que esta vez la remite urgente al oftalmólogo".

Tras la visita al especialista, este le indicó que lo que padecía era una úlcera "muy avanzada" y, al ser vista en el servicio de urgencias del Hospital Xeral Calde de Lugo, "ya se detecta un absceso corneal que motivó su ingreso en el centro, donde estuvo durante un mes sin que nada pudiera hacerse ya por evitar la pérdida de la visión del ojo izquierdo".

La recurrente -había reclamado 75.000 euros por responsabilidad patrimonial pero fue desestimada su petición-, a través de su abogado, el Defensor del Paciente, argumentaba una "incorrecta asistencia médica" fundamentada en un "error de diagnóstico por no realizar las pruebas pertinentes, lo cual motivó una tardanza en la correcta determinación de la lesión y, por ende, del adecuado tratamiento".

Al respecto, el juez estima parcialmente el recurso contencioso-administrativo y condena al Sergas a abonar a la paciente 25.000 euros, pues observa que "tal error resulta incuestionable, y no solo porque lo haya dicho el perito, sino porque así se desprende de la objetividad del resultado de las asistencias médicas posteriores que constan en el historial clínico, pues, de un primer diagnóstico de tirigium, se pasa a una úlcera corneal que, finalmente, desemboca en un absceso corneal".

"El motivo de dicho error reside en una incorrecta asistencia médica por parte del facultativo de cabecera", asevera el magistrado.