El bulo ducal. "Me encuentro muy bien. Estoy mejor que nunca". Se encuentra muy bien. Está mejor que nunca. La duquesa Cayetana está vivita y coleando. Ella misma lo confirma. Había corrido como la pólvora el ciberumor que la situaba criando malvas. Hasta el punto de que amigos y conocidos, sobrecogidos, habían caído en el bulo y corrido a la puerta de palacio. El libelo rezaba así: "Muere la duquesa de Alba a los 87 años". Solo había dos verdades en el enunciado: el título, con grandeza de España, y la edad. Y hasta el dato cronológico sería discutible. Porque, a ver, ¿no dicen que quien se casa con alguien veintitantos años menor rejuvenece? Pues eso. La Duquesa está castigada, eso no se puede negar. La reina Isabel, la británica, es de su quinta y goza de una salud de hierro. Ahí la tienen, ella de jubileo y el hijo y aspirante al trono, jubilado. Doña Cayetana acudió hecha un primor a la boda del hijo del alcalde de Sevilla. El duque de Huéscar admite que su madre está mayor y a lo mejor por eso no cree que haya que echarse las manos a la cabeza, ni la cartera al bolsillo, por estos rumores con lo cara que sale una demanda. Y si la propia Duquesa se lo toma a risa, pelillos a la mar.

El pastillero. Las grandes de este país se manejan mucho entre esdrújulas. Isabel Preysler es celebérrima, icónica, macrobiótica e hiperbólica, por citar solo algunas. Conocíamos, por boca de Tamy, la niña de sus ojos, la dieta que sigue. Habíamos oído leyendas urbanas acerca de su anatomía y sus supuestas mil y una cirugías, desde estirones a costillas extirpadas e incluso algún dedo amputado para lucir manolos. Pero no hay más secreto que una buena genética, otra esdrújula, filipina. Bueno, eso y un carro de pastillitas de colores al día: por la mañana una amarilla, luego una beige, otra blanca, vitamina - para la piel, calcio para los huesos, no sé qué para las uñas y el pelo, una dosis de magnesio y otra de colágeno. Así ya se puede, yo me quedé en las bayas de Goji...

El libro. Belén Esteban presenta libro autobiográfico. Solo en el enunciado ya hay algo que chirría. Belén Esteban y libro, por ejemplo. Una ya sabe que en realidad la letra la ha puesto Boris Izaguirre. Belén Esteban y autobiografía también son conceptos antitéticos porque ¿qué queda de su vida por contar? Hombre, una puntualización sí es destacable. Entre Jesulín, al que se presuponía matador dentro y fuera de los ruedos, y Fran, camarero, no hay color. "¡Fran sí que sabe!", entre sábanas se entiende. Encaja eso, Campanario, guapa. Eso sí, ahora, a los 40, ni uno ni otro. Ella ya no se pone por menos de un Christian Grey. El ambiente literario se ve que la ha refinado.

La Navidad. Ya es Navidad en casa de Tita. La baronesa Thyssen se ha adelantado con el abeto y las dos mellizas; la que da primero da dos veces. Las niñas ya tienen siete años, no es que sean sus primeras fiestas. Pero sí sus primeras navidades en Madrid, y eso merece un reportaje de once páginas y portada de ¡Hola! Lo que dice la madre ya se lo hemos oído hasta el aburrimiento a Carmen, que a ella lo que le gustaría en fechas tan entrañables es pasarlas con Borja y su familia, Blanca y los niños, pero que es imposible. Si le preguntan a Borja, más de lo mismo, que le gustaría la reconciliación, que una madre es una madre, pero que nada de nada. A ver si pasan ya las fiestas y se les pasa la ñoñería de cada año y vuelven a sus grescas. Que siempre están igual.

Miami. Después del sueño americano, la princesa de Asturias ha vuelto a sus cosas de costumbre, como ir a visitar al Rey al hospital con una infanta en cada mano. Para esas lides ya no se pinta los labios muy rojos ni se sube a tacones vertiginosos, como hizo en Beverly Hills para codearse con las estrellas del tipo Antonio Banderas. O Colate. Acabamos de saber que, durante la conferencia de clausura de una reunión con empresarios españoles establecidos en Miami, el príncipe Felipe se reencontró con Nicolás Vallejo-Nájera. No conocíamos, la verdad, esta parte de la biografía del ex de Paulina Rubio, ni su faceta empresarial porque Pau siempre ha negado la mayor, ni sus vínculos con la realeza. Que los tiene. El heredero de la Corona y Colate coincidieron en el madrileño y elitista Colegio Santa María de los Rosales -que es también el cole actual de las infantitas- aunque les separaban algunos cursos. Después Nicolás Vallejo-Nájera volvería a seguir los pasos del príncipe de Asturias porque hizo el servicio militar en el Buque Escuela Juan Sebastián Elcano. Sin embargo, echamos de menos a Ana Obregón, y eso que le toca más de cerca la familia real. Por Lequio.

Mariló, hija, te ha salido una dura competencia. No me refiero a Anne, eso está superado. Hablo de Toñi Moreno. De entrada, rica, a la Toñi la ve la reina de España, cosa que hasta la fecha no han podido decir, al menos no con el plácet de la Zarzuela, ni Ana Rosa ni Mari Tere Campos. Aunque la primera asegura que se lo confesó la propia doña Sofía, por lo bajini, en el desfile de la hispanidad hace un par de años y la segunda se ha permitido ponerse en la piel de la nuera, la princesa Letizia. Para la presentadora de Entre todos, con su gracejo y su desparpajo natural, que la llamara en directo su majestad sería muy grande pero lo más son los chicos de Auryn. Es superfan, como una adolescente. El caso de una niña de 11 años con sensibilidad química múltiple despertó la solidaridad de la banda y uno de los cantantes descolgó el teléfono. "¿Qué tengo?", pregunta Toñi a su público entregado. Y al escuchar el nombre -Blas, su Blas, de Auryn, de Aaaauuuryyyyn- se desgañita por el plató: "¡tomaaaa, tomaaa!". "Démosle las gracias por llamar a este cantante que es guapísimo -añade en pleno frenesí- yo ya tengo una edad que no me lo puedo permitir, pero es guapísimo". Y la Reina, y Mariló, pegadas al televisor.