El debate sobre la reforma de la ley del aborto sube de tono. El PP aseguró ayer que en su grupo parlamentario no existen fisuras ante el cambio normativo impulsado por el Gobierno de Mariano de Rajoy. Sin embargo, el PSOE se muestra convencido de que muchos de los diputados populares están "avergonzados" y, en consecuencia, reta a su adversario a que permita votar en secreto la retirada urgente e inmediata de la reforma en un pleno extraordinario en enero. La reforma también fue criticada por el grupo parlamentario de IU-ICV-EUiA-CHA por considerarla -en palabras del diputado de Izquierda Unida Gaspar Llamazares- "cavernaria, oscurantista e inquisitorial".

Desde las filas del PP se niega la existencia de fisuras internas. El secretario general del grupo popular en el Congreso, José Antonio Bermúdez de Castro, vaticinó que en sus filas habrá unanimidad porque el partido tiene una "posición clara" que en su día plasmó en su programa electoral. Según Bermúdez de Castro, los diputados del PP "siempre votan libremente" aunque, matizó, "en coherencia con lo que defiende" el programa del partido. No teme que algunos diputados de su grupo voten en contra. El PSOE ve las cosas de otra forma. Por eso registró en la mañana de ayer en el Congreso una proposición no de ley para que se celebre este mismo mes un pleno extraordinario en el que se aborde la retirada del anteproyecto y en el que el voto de los diputados sea secreto. Soraya Rodríguez invitó a presidentes autonómicos -como el extremeño José Antonio Monago, quien se ha manifestado contrario a la reforma-, a reunirse con los diputados de sus circunscripciones para emplazarles a oponerse a la iniciativa.