Un mensaje del papa Francisco es lo que se encontraron las monjas de un convento cordobés cuando el pasado día de Fin de Año fueron a revisar el contestador automático. "¿Qué estarán haciendo las monjas que no pueden atender?", señalaba el Pontífice en el mensaje, para después presentarse y manifestar que solo quería saludarlas y que volvería a llamar. Y lo hizo. A las 19.15 horas de ese mismo día, Bergoglio llamaba de nuevo a las Madres Carmelitas Descalzas de Lucena, con las que habló un cuarto de hora y a las que pidió que trasladasen mensajes de ánimo, esperanza y alegría durante el 2014.

La priora de la congregación, sor Adriana de Jesús Resucitado, explicó que en la primera llamada estaban rezando, ya que siguen "la vida de observancia" y fue a parar al contestador. "Nos dio mucha pena, pero como dijo que lo iba a volver a intentar, en cualquier instante esperábamos una llamada de él", señaló. La llamada fue de unos 15 minutos. "Como siempre, nos preguntó cómo estábamos, vino toda la comunidad -tres argentinas, una venezolana y una española- y le pedí licencia para que toda la comunidad lo escuchara a través del sin manos, a lo que él respondió que sí, por favor", indicó.

La priora de la congregación señaló que la relación con las tres monjas argentinas que residen en el convento de Lucena empezó hace 15 años, cuando Jorge Mario Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires. "Siempre llamaba al convento pidiendo oraciones y se interesaba por nosotras, aunque nunca hubo un trato directo y personal", asevera. Sin embargo, desde entonces surgió una amistad cimentada con el paso de los años a través de llamadas, alguna misiva y alguna felicitación navideña.

Por otra parte, el Papa explicó ayer que el Evangelio no se puede anunciar "con bastón inquisitorio" sino "con dulzura, fraternidad y amor", durante la Misa celebrada en la Iglesia del Gesù, en Roma, como acción de gracias por la reciente canonización del primer sacerdote jesuita, Pedro Fabro, el pasado 17 de diciembre. "Pienso ahora en la tentación, que tal vez podamos tener nosotros y que tantos tienen de anunciar el Evangelio con bastón inquisitorio. No, el Evangelio se anuncia con dulzura", señaló.