EEUU asiste, desde hace unos años, a una explosión de medidas restrictivas al derecho al aborto que, a través de legislaciones estatales, está provocando el cierre de numerosas clínicas y limitando el acceso de las mujeres a esta práctica. En 2013 Arkansas aprobó una ley para prohibir sin excepción el aborto después de las 12 semanas de gestación y Dakota del Norte aprobó la medida más restrictiva del país: se prohíbe abortar en cuanto se oiga el latido del feto (semana sexta).