El mal tiempo pasa factura a la catedral de Santiago. Las filtraciones de agua y las goteras provocan desconchones, dañan las pinturas e incluso han obligado a cubrir con una lona la capilla del Pilar, para evitar que el agua se filtre a la exposición de belenes que acoge. Precisamente el temporal retrasó ayer la colocación de una nueva gárgola en la fachada occidental del claustro del templo. La pieza, de 150 centímetros y 280 kilogramos de peso, realizada por unos talleres de cantería de Padrón, sustituye a otra deteriorada. Esta es una de las obras consideradas "urgentes" por la administración de la catedral. En este caso, el trabajo no se pudo aplazar por el "riesgo de caída" a la vía pública.

No obstante, otras labores apremiantes deberán esperar porque "no hay suficientes fondos" para abordarlas, señalan. Porque la catedral calcula en tres millones de euros el montante necesario para solventar las obras de emergencia que eviten que las filtraciones de agua y los problemas estructurales continúen dañando el templo. Esos tres millones para las cubiertas se sumarían a 3,7 millones para la restauración de las torres y de la fachada. Las administraciones han comprometido dos millones para este capítulo, pero la catedral debe reunir los 1,7 restantes, un objetivo para el que ha puesto en marcha un plan de mecenazgo con el que hasta ahora solo ha reunido 200.000 euros. Por eso, de momento, las actuaciones, explican, son paliativas de los efectos de la lluvia, "cubriendo con plásticos" muebles, techos y otras piezas.