El manuscrito de La colmena, obra cumbre de Camilo José Cela, que Annie Salomon, hija del hispanista francés Noël Salomon, ha donado a la Biblioteca Nacional, contiene pasajes censurados y otros que el premio Nobel gallego ni siquiera presentó a la censura, dado su alto contenido erótico.

Todos esos pasajes se incluirán en una nueva edición de La colmena, probablemente en un apéndice, para la que ya ha dado su autorización Marina Castaño, viuda del escritor y presidenta de la Fundación Camilo José Cela, que asistió ayer a la presentación de este manuscrito, durante años olvidado en un cajón de la casa de campo del hispanista.

Annie Salomon no tenía ni idea de la existencia de ese material. Lo encontró "hace poco", cuando decidió vender la casa de campo de sus padres que ella había heredado, según contaba ayer en la sede de la Biblioteca Nacional, en un acto en el que también intervinieron la directora de esta institución, Ana Santos, y Adolfo Sotelo, catedrático de Literatura Española y gran experto en Cela. Asistió, además, César Antonio Molina, patrono de la Fundación Cela.

Marina Castaño consideró "una idea extraordinaria" la publicación de este nuevo manuscrito, porque "sería como sacar una obra inédita de Cela", y explicó que le gustaría que esa edición especial de La colmena viera la luz en 2016, año del centenario del nacimiento del gran novelista y año en el que también se publicará la gigantesca biografía del escritor que está preparando Sotelo, "la única que merecerá la pena", según Castaño.

El manuscrito donado por Salomon es "heterogéneo, incompleto y fragmentario". Unas cuantas hojas son manuscritas, pero la mayoría están mecanografiadas y llevan correcciones hechas a mano por Cela y tachaduras del propio escritor. También aparece el sello de la censura franquista en varias páginas, señalaba Sotelo. Pero tiene "un alto valor" para comprender "la naturaleza de los pasajes censurados" y para comprobar, junto con las versiones que guarda la Fundación Camilo José Cela, "el esmerado trabajo de creación y reelaboración de los textos por parte del escritor. 'La colmena' no es un manuscrito, sino un haz de manuscritos", asegura el catedrático en su informe.

La colmena se publicó en 1951 en Buenos Aires, después de que el escritor gallego hiciera todo lo posible para que saliera en España, pero la censura franquista tachó páginas enteras o fragmentos de otras, y el autor de La familia de Pascual Duarte se negó a editar la obra así. También fue censurada en parte en Argentina, pero no en el grado que pretendía la censura española, que consideraba que la obra atacaba "al dogma y a la moral" y que su valor literario era "escaso". En España se publicó finalmente en 1963.

Todo lo que rodea al manuscrito donado por Annie Salomon está lleno de misterio. Ni la hija del hispanista conocía la existencia de esa carpeta (la encontró 35 años después de la muerte de su padre), ni tampoco sabía nada de ella Marina Castaño, que ayer reconocía que la aparición de este material ha sido "una gran sorpresa" para ella y suponía que a Cela "se le había olvidado que estaba en manos de Salomon".

Adolfo Sotelo calcula que, probablemente hacia 1952, Cela le mandó al hispanista francés una parte de la copia que el escritor había presentado a la censura el 7 de enero de 1946 y que es la que iba a publicar Carlos F. Maristany, de Ediciones del Zodíaco. Ese material "quedó varado en la carpeta que tengo delante, que acabó en manos del profesor Salomon, y, ahora, gracias a Dios y al destino, se encuentra en la Biblioteca Nacional", dijo el experto en Cela, mientras mostraba algunas hojas del manuscrito a los numerosos periodistas que acudieron a la Biblioteca Nacional. Es posible, agregó Sotelo, que Cela le enviara todo ese material a su amigo francés para que estudiara "el impacto" de la censura en La colmena. No le mandó la novela completa, sino los capítulos en los que "más mano" habían metido los censores, junto a varias versiones de un mismo capítulo. Pero el envío contenía también fragmentos de erotismo descarnado y de escenas de lesbianismo que Cela nunca presentó a la censura, porque sabía de antemano que no se los autorizarían jamás. En uno de ellos, leído ayer por Sotelo, Cela escribía: "Lola le salta de un tirón todos los botones de la bragueta. El vendedor jadea como un cerdo castrado, con los ojos en blanco, caído de espaldas". Y continuaba el autor de La colmena: "Doña Celia sale, desnuda, de detrás de la cortina y se echa sobre Lola, le lame todo el cuerpo. Lola la deja hacer (...). Sobre la habitación flota el respirar de las dos mujeres: el de Lola, agotado, ansioso el de doña Celia, que ha caído sobre los baldosines haciéndose una paja".