A media tarde de ayer, la gallega Malores Oliveira -hija del fallecido escultor Juan Oliveira, que firmó obras como Los caballos de plaza España de Vigo- se dirigía a Madrid con la huella de "la tragedia" y la "sorpresa" en su sombra. En pocas horas, la felicidad de su familia había pasado a momentos oscuros con el fallecimiento de Paco de Lucía. Él y Malores habían sido los padrinos de boda de uno de los enlaces más notorios que acogió la localidad pontevedresa de Tui en los últimos años.

En la catedral, en septiembre del año 2008, habían contraído matrimonio el hijo de Malores, Alejandro Fernández Oliveira, y la hija del afamado guitarrista, Sisi Sánchez Varela.

Las imágenes de aquel día vinieron a la cabeza de Malores mientras reconocía que estaban "destrozados" tras recibir la noticia del fallecimiento de Paco de Lucía. "Ha sido una sorpresa y una tragedia. La familia está destrozada. Mi nuera -la hija del músico-, que es una excelente persona, tiene un disgustazo terrible. Estoy camino de Madrid para estar con la familia", explicaba una persona que admitió sentir "admiración" por el guitarrista.

"Además de que me toca familiarmente muy de cerca porque nuestros hijos están unidos y mis nietos y los suyos son los mismos, tengo que decir que lo admiro tremendamente. Como persona, no defrauda. Tiene el saber estar de las personas especiales", comentaba en la tarde de ayer Malores Oliveira.

El día que selló la unión familiar entre las dos familias fue el del enlace nupcial en Tui en septiembre de 2008. Tras la boda en la catedral, los invitados y novios se dirigieron a la finca A Lagarteira, en el mismo municipio pontevedrés, propiedad de la familia Oliveira, para el banquete y la fiesta nocturna.

Entre los invitados, unos 350, además de Paco de Lucía -que recibió, a su llegada al templo religioso, cálidos aplausos-, también se encontraban la cantante Massiel; el periodista Jesús Mariñas; Paola Santoni -hija de Espartaco-; la hermana de Paquirri Teresa Rivero; el padre de la cantante Malú -Pepe de Lucía-, entre una nutrida selección de profesionales de la medicina, arquitectura y abogacía, amigos de ambas familias.

"Fue un día precioso", rememoraba ayer Malores Oliveira, muy consternada por la muerte de quien la había acompañado como padrino en la boda de su hijo, un enlace que se nutrió casi exclusivamente de amigos íntimos de las dos familias.