Que se prolongue o no la supervivencia del enfermo con medidas de soporte vital. Que se permita o no al paciente morir "de forma digna" y solo se le apliquen los cuidados de confort necesarios para "aliviar al máximo el dolor y el sufrimiento". Donar o no el cuerpo a la ciencia o que los órganos puedan ser trasplantados a quien los necesite. Y otras cláusulas que los interesados quieran añadir. Por ejemplo, los partidarios de la eutanasia sugieren consignar que si la legislación regula el derecho a morir con dignidad mediante ese procedimiento, quede constancia de la voluntad de morir "de forma rápida e indolora de acuerdo con la lex artis ad hoc".

Los gallegos comienzan a pensar en este tipo de decisiones conforme avanza su edad. Al menos así lo demuestra el hecho de que la mayoría de las personas que formalizaron el testamento vital en Galicia, según datos facilitados por la Consellería de Sanidade, son personas con franjas de edad superiores a los 65 años, seguidas por quienes se sitúan en el tramo de entre 51 y 64. Al menos por lo que respecta a las inscripciones en el registro específico gallego de las también denominadas "instrucciones previas sobre cuidados y tratamiento de la salud".

Desde que en febrero de 2008 entró en vigor el registro de testamentos vitales en Galicia, donde los ciudadanos expresan sus últimas voluntades médicas, y hasta mediados de febrero de este año, 3.804 gallegos -unas 150.000 personas en todo el Estado- ya han tomado esta precaución, donde hacen constar, sobre todo, el deseo de evitar el dolor. Son un 35% más que hace un año.

Si en 2012 se sumaron menos de un millar de personas, el año pasado la cifra alcanzó las 1.099, engrosadas principalmente por A Coruña -438 casos- y Pontevedra -uno menos-, mientras que en Lugo se presentaron 133 y en Ourense, 88. En seis de cada diez casos -en concreto en el 62%- fueron mujeres quienes quisieron poner por escrito sus deseos. En un 87% de los casos, los interesados nombraron un representante para que decida por ellos.

Una gran parte de los gallegos prefiere dar fe de su voluntad ante testigos mayores de edad -tienen que ser tres y dos de ellos no pueden estar vinculadas por parentesco con el interesado-. Solo en tres de cada diez casos el testamento vital se realiza ante el notario. Existe otra posibilidad, que pronto estará operativa en Galicia, según avanza el Sergas, que permite que dichas voluntades se realicen ante el personal de registro de la Xunta. Esta opción se recoge en la Ley de Garantías Sanitarias.