Una generación de niños tuvieron una desgarradora lección de vida con una de las primeras películas que veían en la gran pantalla: la muerte de la madre de Bambi. Treinta años más tarde, otra historia de Disney, la trepidante aventura del anciano protagonista de Up -que consigue levantar su casa con globos de helio y pilotarla en un vuelo hasta las Cataratas del Paraíso- lleva al argumento una realidad trágica pero cotidiana, como es la muerte de la pareja y la senectud.

¿Qué valores transmiten las películas infantiles que cada fin de semana devoran visualmente los más pequeños, ahora en pantallas planas o tablets? ¿Y cómo los transmiten?

Las más de quinientas páginas de investigación que acaba de publicar una gallega, doctora en Ciencias de la comunicación y Sociología y profesora de la Universidad Complutense de Madrid, Leticia Porto Pedrosa, dan respuesta a muchos de estos interrogantes, después de analizar doce largometrajes producidos entre 1995 y 2011. Entre las películas analizadas se encuentran la saga de Toy Story, Cars, Monstruos S.A. o Los Increíbles.

"Los actos más repetidos en el cine de animación de Disney y Pixar son la amistad (21,4%) y la violencia (16,6%)", concluye el pormenorizado análisis de unos 160 personajes de ficción, realizado por esta gallega para su investigación.

A la par de promover en gran medida la amistad y los valores vinculados al compañerismo entre los personajes; así como la cooperación y la solidaridad, se cuela la violencia. Aunque sin alarmar. No suele haber sangre o magulladuras, como ocurre en otro tipo de películas o en videojuegos, por ejemplo, extremadamente gore, explica la autora, Leticia Porto. "La violencia no deja de ser un reclamo comercial y una especie de estrategia para enganchar", comenta. Pero "lo curioso es que los niños suelen identificar la violencia con diversión; es interesante ver cómo en las sesiones con niños a través de los grupos de discusión, éstos se ríen muchísimo y les parece una escena de lo más divertido y entretenida cuando ven a la abuelita de Ratatuille disparando por toda la casa para matar a Remy y al resto de ratas de la colonia", señala.

Y es que su metodología de análisis introdujo a niños y niñas de 5 y 11 años para conocer sus opiniones y preferencias sobre la animación. Por otro lado, entre los datos más destacados a partir de este análisis de contenido, destaca la sobrerrepresentación de los personajes masculinos (62%). Es decir, su presencia es mayoritaria frente a los femeninos (21,5%).

Pero se constata también cierto cambio de tendencia ya que "podríamos hablar de una nueva concepción de heroínas menos frágiles y más guerreras como Helen, en Los Increíbles; Roz, la funcionaria de Monstruos S.A. o Holley, la espía de Cars 2", afirma la gallega Leticia Porto.

El texto que rubrica la gallega Leticia Porto introduce un interesante debate sobre el potencial didáctico de los contenidos vinculados al dolor y la muerte para el público infantil. La autora afirma que "cuando pensamos en materiales audiovisuales infantiles solemos imaginarnos historias llenas de fantasía o divertidas que entretienen a los niños, sin más". Sin embargo, es frecuente que la trama de estas películas se desencadene a partir de la presencia de determinados "conflictos emocionales", como denomina la investigadora, a los que los personajes de ficción tienen que enfrentarse. "La partida, el abandono, la separación y la muerte son algunas de esas situaciones complejas que deben afrontar para continuar su camino" y -prosigue- "son esos conflictos emocionales los que enseñan al público infantil cómo superar la adversidad a través de la ficción".

"Parto de la idea de que muchos de los cuentos audiovisuales de la mayoría de las películas para todos los públicos desarrollan su trama principal a partir de un tipo de contenidos trágicos como la muerte de una madre, la despedida de un padre, el abandono de un familiar... Convivimos en nuestra sociedad con ellos, pero pertenecen a un tipo de dimensión de la realidad a la que a los niños no se les hace partícipes", asegura. Y recuerda: "Cuando estaba en el cine viendo cómo se moría Ellie y Fredrickesen se quedaba solo" (en Up), los niños en la sala del cine decían ¿pero qué le ha pasado mamá?", relata. No acababan de entender la situación aunque saben que es algo doloroso para el personaje.