El planeta Mercurio ha encogido cerca de siete kilómetros en los últimos 4.000 millones de años, cerca del triple de lo que estimaban hasta ahora los científicos, según una investigación que publicaba ayer la revista Nature Geoscience.

El estudio, liderado por el astrofísico del Instituto Carnegie de Washington Paul Byrne, sugiere que las estructuras geológicas que se observan en la corteza de Mercurio son el resultado de una pronunciada contracción debida al enfriamiento de ese cuerpo.

El equipo de Byrne ha analizado las cordilleras y las fallas en la superficie del planeta más cercano al sol a través de las imágenes tomadas por la sonda Messenger, en órbita alrededor de Mercurio desde 2011. Los datos que ha proporcionado en los últimos años la sonda de la Nasa son los primeros que llegan desde las cercanías de Mercurio tras los que envió Mariner 10.