-Se le reprocha a la filosofía su eurocentrismo.

-Sí, evidentemente el eurocentrismo es uno de los grandes problemas con los que tiene que luchar la filosofía en el siglo XXI todavía, porque indudablemente la hegemonía lingüística, cultural, política y económica de Europa durante la Edad Moderna, desde el siglo XVI al XIX, también influyó en la hegemonía de tipo filosófico, y lógicamente la filosofía griega, la europea moderna son los capítulos centrales de la filosofía hasta tal punto que muchas veces se dice filosofía europea es filosofía universal. No se hace ninguna diferencia, se dice historia de la filosofía sin más cuando se hace historia de la filosofía europea, entonces quedan continentes enteros fuera, África, América Latina, de Asia se salvaba algo por el pensamiento de la India pero poco más, entonces realmente el eurocentrismo sí que sigue siendo un problema, sigue siendo la filosofía europea la que define, la que marca los conceptos fundamentales e incluso el concepto de filosofía y de método.

-¿Todo cambiará con las nuevas hegemonías, a la cabeza la china?

-Sí, en realidad creo que hace varias décadas que ha empezado a cambiar, por el diálogo de las culturas y la emergencia de los movimientos de liberación cultural, intelectual, económica y política de los países de África y América Latina ha contribuido a que haya otra conciencia cultural. Hay una rebelión realmente de las voces excluidas y creo que todo eso contribuye a que la filosofía se cuestione a si misma, su lugar social, histórico, cultural, y que no se niegue la importancia de Europa sino que se la ponga en su lugar, no es un afecto antieuropeo, una lucha contra Europa, sino decir que Europa es una región del mundo, no el centro del mundo, y tiene que dialogar con otras regiones y reconstruir el mapa mundial, también de la filosofía.

-¿Cuando mandan las finanzas tiene sentido la filosofía?

-Ese es el problema, ahora estamos hablando de otro tema, que es la hegemonía, el eurocentrismo en realidad ha sido relativizado porque en las últimas décadas ha habido una hegemonía muy clara de una nación que es Estados Unidos, con intereses económicos muy claros, con un sistema capitalista muy hegemónico a todos los niveles y ese sistema transmite una hegemonía que es global y por eso hablamos de globalización, de globalización de los mercados, financiera, se habla de anular fronteras a ese nivel, las fronteras para las personas están más claras y vigiladas que nunca pero para el mundo financiero no las hay, las fronteras y vallas son para las personas, nunca para el dinero. En ese sentido el gran problema efectivamente es hoy qué hacer ante esa hegemonía financiera, política, económica, qué papel juega la filosofía, ¿puede contribuir a crear una relación antihegemónica? Esa es la clave, si puede la filosofía ayudar a la pluralidad del mundo, a que la diversidad cultural, intelectual, religiosa, económica, de los modos de vida, lo que llamamos hoy de las provincias, ¿puede la filosofía contribuir a ese renacimiento de las provincias?

-¿Es optimista?

-Bueno, en realidad, ya estamos viviendo dentro de la catástrofe y casi casi raya el milagro que esto todavía no se haya hundido del todo, pero al mismo tiempo veo que hay una reacción muy fuerte donde se reinventa la realidad y donde realmente muchos pueblos buscan caminos alternativos. En ese sentido soy optimista porque creo que hay más realidad en el mundo de la que vemos en televisión así que planteo que una de las tareas de la filosofía crítica en la actualidad es contribuir a hacer visible las otras realidades: los movimientos sociales, altermundistas que prueban que otro mundo es posible. Hay que hacer ver que hay mucha gente comprometida y luchando por un mundo en dignidad.

Revolución, humanismo y filosofía intercultural fue el tema elegido por Raúl Fornet para participar en la Semana Galega de Filosofía 2014 que se celebró estos días en Pontevedra. Insistió en que "todo pueblo tiene derecho a ser sujeto de su pensamiento" aunque existe una tradición "que impone una visión del mundo" determinada por el poder. Éste también invita a considerar como anacronismos determinadas nociones. "Revolución y humanismo", recordó en este sentido, "que tiene la potencia de generar la revolución, son dos conceptos con una carga histórica que se enfrenta a la superficialidad del tiempo imperial".

Fornet destacó que no se trata de realidades anacrónicas sino, muy al contrario, "un espejo histórico que nos hace ver que este tiempo no es realmente el nuestro: se nos expropió el tiempo, ahora pertenece al imperio".

Invitó a reflexionar sobre que frente a la recuperación de un tiempo lleno está "el tiempo sin carga de memoria histórica, sin dolor, sin liberación, sin esperanzas, del sistema".

Para recuperar el sentido de la existente, Fornet propuso el pensamiento, la filosofía, que además ha de recuperar su sentido: "No hay filosofía si no hay voluntad de verdad y de bien".