El talento puede perderse. Cuando alguien hace la maleta. Pero también no aprovecharlo. Una realidad mayoritaria en la radiografía del empleo entre los jóvenes gallegos. El 59,3% de los asalariados entre 30 y 34 años, más de 60.000 en toda la comunidad gallega, están sobrecualificados. Su nivel de estudios finalizados es superior a la formación mínima requerida para el puesto que desempeñan. La media nacional está cuatro puntos por debajo, en el 55,2%.

En quienes no superan los 30 años, con menor margen para haber cursado estudios, la tasa se reduce. Pero no es mucho menor. Del 52,4%. Son un total de 42.210 gallegos.

Con la extensión de los contratos a tiempo parcial, casi 40.000 jóvenes están subocupados. En otras palabras, las horas de contrato son menos de las que necesita y quiere asumir. A lo que se añade la temporalidad. Solo un 6,1% de los contratos firmados en el cuarto trimestre del pasado año en los menores de 30 años fueron indefinidos. Con todas las franjas de edad, hay 59.500 que llevan más de un año buscando un trabajo.

La tasa de paro supera de largo el 40% en los que no pasaron de Secundaria. Los que tienen estudios superiores arrastran un nivel de desempleo del 31,6% (16-29 años) y del 18,8% (30-34 años).

Todos los anteriores ingredientes influyen en la capacidad adquisitiva de los jóvenes y, por tanto, en la posibilidad de acceder a una vivienda ya sea en propiedad o de alquiler. La renta media de los alquileres son 438,7 euros y los ingresos mínimos anuales para poder soportar una hipoteca que no se coma más del 30% del sueldo mensual se sitúa 20.500 euros, según las últimas estadísticas sobre la capacidad de emancipación de los jóvenes españoles.

Una opción solo al alcance de un hogar joven formado por más de dos y en la que sus miembros tengan más de 30 años. El resto se mueve en salarios que ven de los 9.778 euros a los 13.600 individualmente.