La literatura irlandesa logró su primer premio Príncipe de Asturias de las Letras con el galardón concedido a John Banville, renovador del lenguaje, amante de la prosa poética y autor de novela negra bajo el seudónimo de Benjamin Black. Tras imponerse en la última votación a las candidaturas del japonés Haruki Murakami y del inglés Ian McEwan, el jurado destacó de Banville su "inteligente, honda y original creación novelesca" mediante una prosa abierta "a deslumbrantes espacios líricos a través de referencias culturales donde se revitalizan los mitos clásicos y la belleza va de la mano de la ironía".

Para el tribunal, presidido por el director de la Real Academia Española, Jose Manuel Blecua, sus libros muestran "un análisis intenso de complejos seres humanos" que atrapan "en su descenso a la oscuridad de la vileza o en su fraternidad existencial" y que deleitan por su maestría en el desarrollo de la trama y en el dominio de los registros y matices expresivos.

Serio e irónico como corresponde a su bicefalia narrativa, Banville (Wexford, 1945) comenzó siendo periodista y escribiendo cuentos hasta convertirse, a través de Benjamin Black, en un icono del género negro en el que se ha atrevido a resucitar al detective Philip Marlowe creado por Raymond Chandler. "Como dijo también Chandler, a mí me importa poco quién mata al mayordomo; lo que verdaderamente importa es el estilo. Incluso se puede escribir sobre nada, pero hacerlo bien, con arte", afirmaba Banvile tras presentar su última novela, La rubia de los ojos negros.

Amante del lenguaje por encima de todo y heredero literario de Nabokov, Banville es un autor metódico, artesano y pensador que utiliza el bisturí de la palabra para hurgar en el alma humana a través de relatos llenos de ritmo y poesía que abordan temas como la memoria, la soledad, la identidad o el erotismo. Entre sus obras destacan Imposturas, El mar, El intocable y Los infinitos, entre otras.

La faceta de escritor de novela negra a través de su seudónimo Benjamin Black ha sido valorada por el director de la Real Academia Española y presidente del jurado, José Manuel Blecua, al tratarse de la primera ocasión en el que el Príncipe de Asturias de las Letras distingue a este género en sus 34 años de historia. "No se premia a un nombre más sino a un novelista esencial en el panorama contemporáneo", apuntó, por su parte, la catedrática de Literatura Española Rosa Navarro, también miembro del tribunal junto al escritor Fernando Sánchez Dragó que, pese a reconocer su valía, hubiera preferido premiar a James Salter o a Murakami.

Por su parte, los Príncipes remitieron ayer un telegrama al autor para felicitarle por la obtención del galardón en el que elogian la "extraordinaria precisión de su escritura". En el telegrama, los príncipes Felipe y Letizia Ortiz también ensalzan "sus complejas estructuras narrativas y el profundo análisis del ser humano en su obra y en la de su álter ego Benjamin Black".

El galardonado John Banville aseguró ayer sentirse "muy emocionado" por ser reconocido en el país de Miguel de Cervantes, el padre "de la novela de ficción moderna". "España es un gran país con una extraordinaria historia y cultura. Es un honor", declaró el autor, quien se refirió a Cervantes como el "primer gran novelista" de la era moderna.

"Creo -dijo- que la novela comenzó con Cervantes. Ciertamente fue el primer gran novelista de la era moderna. Por eso estoy encantado de lograr un premio aquí, en un país con una historia cultural extraordinaria".

La candidatura de Banville fue propuesta por el vicedirector de la Real Academia Española, José Antonio Pascual Rodríguez, y por el embajador de España en Irlanda, Javier Garrigues. En este sentido, el escritor irlandés destacó hoy el "gran esfuerzo" efectuado por el diplomático español.