La catedral de Santiago o Altamira son ejemplos de monumentos que restringieron el número de visitantes por una cuestión de supervivencia. A veces es necesario recurrir a esta medidas, concede Iago Seara: "Turismo sí, todo el mundo acceso, sí, pero si el conjunto histórico no puede aguantar al día más que 20 o que 100 personas, no metas 500". En esa línea se expresó también Ramón Villares, quien en su conferencia inaugural sobre la gestión del patrimonio sostuvo que "el acceso masivo tiene que tener un límite", pero este "no puede ser económico". Al respecto, considera que las posibles fórmulas podrían ir "por el camino" de la "reconstrucción" -como Altamira- o la "digitalización", como ya ocurre con documentos históricos.

En todo caso, conservar, restaurar o transmitir el legado, señaló, tiene un coste. Cómo se asume es otro interrogante que planteó el presidente del Consello da Cultura Galega, quien ve "improbable" que los poderes públicos tengan tantos recursos como en el pasado para dedicarle. Por ello aludió a la necesidad de "regular" ya la ley del mecenazgo en España y que haya una "cierta contribución social y anónima porque solo aquello en lo que participa se defiende y se respeta", aseguró.

El papel de la sociedad no acaba ahí. A su juicio, debe "revisarse" la "consideración social del patrimonio" para lograr la "complicidad social, para que haya gente que ayude y no que destruya". "Tenemos que revisar si todo es protegible o en qué medida y sobre todo en qué medida es no penalizable o incluso se puede remunerar, no con dinero, el proceso de descubrimiento y que el patrimonio se admita como propio".

Para Villares, uno de los "retos" de la Europa de este siglo es entender el patrimonio como "quizás" una de sus "principales industrias". "Felizmente el patrimonio no se puede deslocalizar", señaló, pero tampoco "soportar" sin "darle un valor". En ese sentido, cree que "tarde o temprano deberá afrontarse un plan europeo de la cultura, especialmente en el ámbito del patrimonio, porque si no seremos un mal parque temático y peligrosamente gestionado". "Ahora que se va a eliminar la PAC (Política Agraria Común), yo abogaría por una PECP, política europea de la cultura y del patrimonio", señaló. En todo caso, en Galicia, matizó, "aún queda mucho patrimonio por identificar y por conservar", si bien "eso tiene un límite y hay que establecerlo social y políticamente" durante "los próximos años".