La conmemoración del Día Mundial de la Hepatitis, ayer, estuvo marcada por los problemas de acceso a los nuevos y carísimos fármacos capaces de curar hasta un 90% de los casos de esta infección y la esperanza por la llegada, a partir del 1 de agosto, de un nuevo antiviral que ha creado grandes expectativas para un grupo elevado de afectados. En los últimos años ha surgido una nueva familia de antivirales (llamados de acción directa) que permiten reducir el tiempo del tratamiento a la mitad, disminuir los efectos adversos y tienen tasas de curación superiores al 90% en solo tres o cuatro meses, mientras que los anteriores podían prolongarse durante casi un año. En la actualidad, dos de estos tratamientos (Sofosbuvir y Daclatasvir) ya se emplean supuestamente en España en los casos más graves. La realidad es que en las comunidades autónomas -incluida Galicia- se están encontrando con muchas trabas y no se están autorizando ni siquiera en estos casos.

El Ministerio de Sanidad anunció la semana pasada que, a partir del 1 de agosto, otro de estos nuevos tratamientos (Simeprevir) estará disponible en el Sistema Nacional de Salud. Este fármaco es eficaz para los pacientes infectados por el genotipo 1 (65%) y el genotipo 4 (12%), con lo que en Galicia beneficiará a más de un 75% (41.000) de los cerca de 55.000 afectados por la enfermedad.

La noticia, en este contexto, ha sido recibida con esperanza pero también con cautela por los colectivos afectados. "Con los otros nuevos antivirales de segunda generación, que se supone que ya se podrían indicar en España a pacientes en estado muy grave, nos encontramos con que todos ellos están esperando desde hace seis meses y no se los autorizan", critica Segundo Pardo-Ciórraga de Santos, presidente de la Asociación de Trasplantados Hepáticos de Galicia.

Segundo fue diagnosticado de hepatitis C hace 25 años. "Me dieron cuatro años de vida", recuerda. Sin embargo, este procurador de los tribunales aguantó hasta que le pudieron realizar un trasplante hepático y fue uno de los primeros en probar el tratamiento que combina interferón y ribavirina y que tiene una eficacia de solo el 50%. "He podido mantener una buena calidad de vida, no me quejo, aunque el virus lo sigo teniendo", indica. El presidente recuerda que esta enfermedad es muy silenciosa. "Yo estuve cuatro años enfermo sin síntomas hasta que empecé a notar mucho cansancio y ya necesitaba un trasplante", recuerda.

Autorización especial

El problema, según denuncian desde la Asociación Española para el Estudio del Hígado es que es necesaria una autorización especial para cada caso y se retrasa el proceso mucho, especialmente en las comunidades autónomas, donde aseguran que incluso se están negando en estos casos urgentes. "Es urgente disponer de estos medicamentos para poder tratar a los pacientes trasplantados con hepatitis C y evitar la recaída después del trasplante; que es uno de los problemas más graves que aparecen en estos trasplantes, que ocurre en el 100% de los casos, y que al cabo de cinco años provoca que casi el 20% desarrolle una cirrosis".

Además de estas trabas impuestas en los casos graves, los pacientes con enfermedad no tan avanzada (o que por edad no son candidatos a un trasplante) no tienen aún acceso a ninguna de las nuevas terapias y siguen recibiendo el viejo tratamiento.

No ocurrirá lo mismo de momento con Sofusbuvir, cuyo precio es casi cuatro veces superior (80.000 frente a 25.000 euros), y cuya situación se debatirá en la Comisión de Sanidad del Congreso el próximo mes de septiembre.

El jefe del Servicio de Medicina Interna del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), Domingo Pedreira Andrade, sostiene que los tratamientos contra la hepatitis C "han mejorado muchísimo en los últimos años, pero siguen teniendo varios inconvenientes, como los numerosos efectos secundarios, la escasa tolerancia, su larga duración y el elevado número de pastillas que los enfermos deben tomar", señala el especialista del Chuac, quien, desde hace un par de años, trata a sus pacientes con dos inhibidores de la proteasa -Telaprevir y Boceprevir-, que elevan hasta el 70% el porcentaje de curación de la enfermedad en pacientes monoinfectados.

Sobre el Simeprevir, el doctor Pedreira Andrade apunta que puede mejorar "hasta un 80% la curación de la enfermedad". El jefe de Medicina Interna del Chuac cree que los trámites en Galicia "no dudarán mucho", y espera que el medicamento pueda empezar a administrarse "en el mes de septiembre".

Bien distinto es, por el momento, el caso de sofosbuvir, el fármaco más avanzado para combatir la hepatitis C, con porcentajes de curación en ensayos clínicos superiores al 90%. La Agencia Europea del Medicamento aprobó su uso en enero, pero en España aún no se ofrece en la red pública sanitaria, por su elevado precio, de unos 60.000 euros por paciente. "El Sofosbuvir es excepcional, ya que sirve para todos los genotipos de la enfermedad, reduce considerablemente la duración del tratamiento y permite a los enfermos tomar una única pastilla al día", apunta el doctor Pedreira.

El especialista del Chuac confía en que pronto se llegue a un acuerdo y el medicamento se empiece a administrar en España "a finales de este año o principios de 2015". "Pese a su carestía, son tratamientos que compensan, ya que si los pacientes con hepatitis C se curan, no van a desarrollar enfermedades como la cirrosis o el cáncer de hígado. Por eso, a medio y largo plazo, resultan más rentables", destaca.