España se despedía ayer de Miguel Pajares, víctima del ébola, mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) reivindicaba desde Etiopía que son necesarios 75 millones de euros más para combatir la epidemia que asola varios países de África Occidental con más de 1.800 infectados y un millar de muertos. "Se necesita un extra de 75 millones de euros para hacer frente al virus", aseguró el representante de la Organización Mundial de la Salud, Pierre M'Pele Kilebou.

Al tiempo que se conocía la noticia de que Liberia tratará a dos de sus médicos infectados con ZMapp, el suero experimental administrado a Pajares, la Unión Africana consideró "urgente" la necesidad de usar estos fármacos entre los pacientes africanos.

Familiares, amigos, miembros de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, a la que pertenecía el sacerdote, y diversas autoridades dieron en un funeral oficiado por el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez Plaza, su último adiós al misionero toledano Miguel Pajares. "Su lección de vida no la queremos olvidar", destacó en su homilía en el Hospital San Rafael de Madrid el prelado, quién aseguró que el religioso de 75 años "no tuvo miedo, como tantos misioneros", porque "aman" y "esa es la clave" de su labor. Rodríguez estuvo acompañado por una treintena de sacerdotes, entre ellos, el superior general de la Orden, Jesús Etayo, y el presidente de Mensajeros por la Paz, el mierense padre Ángel.

El deseo del religioso habría sido quedarse "allí", según Rodríguez. El padre Ángel también tuvo unas palabras para el misionero fallecido y aseguró que, aunque no conocía a Pajares, su vida "ha merecido la pena".

Mientras, la religiosa española de origen guineano Juliana Bonoha que fue repatriada junto al sacerdote fallecido ha sido sometida a una tercera prueba para descartar un posible contagio por el virus y se espera que reciba el alta en breve.