Los estudiantes de la Universidad de Oviedo se rebelaron contra el rectorado. La institución elaboró en 2010 una norma que implica la expulsión de los alumnos que no superen al menos 90 créditos en su tercer año universitario, de los que 48 deben ser de materias de primero. Esas reglas podrían llevarse por delante ahora a 500 afectados. En Galicia, las nuevas disposiciones de las tres universidades que regulan la permanencia de los alumnos en un grado o máster -que miden su rendimiento fijando los créditos o asignaturas que hay que superar y a las convocatorias para hacerlo- no son tan estrictas como la asturiana, pero suponen también la imposibilidad de finalizar los estudios para quienes las incumplan.

En el caso de A Coruña -cuya normativa fue aprobada en el Consello Social el 27 de marzo de este año aunque se aplica a los alumnos matriculados en el curso 2013-2014-, la regulación permite elegir entre cursar el grado a tiempo completo o parcial, pero es tajante con los créditos que deben superarse. Los alumnos que por primera vez se matriculen en el primer curso de un grado a tiempo completo deberán superar al menos doce créditos para poder continuar sus estudios (son un mínimo de seis para los matriculados a tiempo parcial). Si no los superan podrán volver a matricularse en primero para el siguiente curso, pero en esta ocasión deberán aprobar un mínimo de 36 créditos.

La misma dinámica se sigue en la Universidade da Coruña (UDC) para el alumnado de másteres. Los matriculados por primera vez en el primer curso "deberán superar ese curso académico por lo menos 18 créditos y 12 si están matriculados a tiempo parcial", señala la normativa de la UDC.

En la Universidade de Vigo se exige, al igual que en A Coruña, aprobar un mínimo de 12 créditos en el primer curso y cada tres años de permanencia hay que tener aprobados al menos 60. Los estudiantes de Comités Abertos de Vigo criticaron la "eliminación de las convocatorias de examen por una bolsa de créditos en las que el alumno dispone del doble de los establecidos en la titulación", de la que se descuentan los créditos de cada matrícula y el doble si son reconocidos de otros estudios, lo que, aseguran, "disminuye exponencialmente las oportunidades para acabar el grado". En todo caso, los alumnos disponen de dos oportunidades de calificación por matrícula.

En Santiago, aparte de imponer a los alumnos con materias suspensas de cursos anteriores matricularse en todas ellas, se obliga a aprobar una materia en primero o al año siguiente superar al menos 30 créditos de dicho curso, sí hay convocatorias: cuatro, pero cuentan como suspenso el no presentado a no ser que no se realice ninguna actividad académica, aunque se admita una renuncia sin causa por materia.

En el caso de A Coruña las convocatorias para grados también son cuatro, pero no se tiene en cuenta en el cómputo los "no presentados". Una vez agotadas, no pueden proseguirse los mismos estudios en esta universidad, que fue la última en aprobar los criterios para decidir quién se queda y quién se va de sus aulas.

En Vigo y en Santiago (donde hace dos años que cuentan con regulación de este tipo), los rectores han estrenado su aplicación abriendo la mano para flexibilizar los criterios y así evitar las expulsiones por poco rendimiento. En Vigo, el rector, Salustiano Mato, publicó una "nota informativa" el mes pasado en la que respondía a las "reclamaciones" del alumnado "aclarando" que en el curso que va a comenzar, y ante la situación "transitoria de difusión y revisión" de la normativa de permanencia, realizará una interpretación "extensiva" del artículo que le permite autorizar la continuidad de los estudios a quienes infrinjan las disposiciones. El artículo al que se remite señala que hay que "acreditar" causas de "fuerza mayor" que afectasen al rendimiento y que impidiesen cumplir los mínimos fijados.

En lo que respecta a Santiago, la universidad publicó una resolución del rector, entonces Juan Casares, para explicar que aplicaría la norma de forma "flexible" al principio dado que "los alumnos no programaron sus estudios en función" de los nuevos requisitos.

Aunque no hay un recuento oficial, una información publicada en El País estima en unos 30.000 los alumnos expulsados de las aulas universitarias cada año por rendir poco. En Galicia, los datos oficiales relativos al curso 2011-2012, los últimos disponibles, dan pistas del esfuerzo de los alumnos. La tasa de rendimiento, que relaciona los créditos superados con los matriculados, era del 71,5% en los grados.