El consumo a largo plazo de píldoras para dormir se relaciona con el alzhéimer. Es la advertencia que realiza un estudio realizado en Francia y Canadá con la participación de 7.000 adultos sanos y otros 2.000 pacientes que sufren este grave tipo de demencia senil. La investigación que publica la prestigiosa British Medical Journal (BMJ) advierte que las benzodiacepinas -una familia de medicamentos utilizados para tratar la ansiedad y el insomnio- pueden potenciar el riesgo de sufrir alzhéimer en los individuos que las utilizan durante más de tres meses seguidos, aunque todavía no se ha encontrado la causa exacta que provoca esta relación.

El psiquiatra gallego José Manuel Olivares se muestra cauto ante los resultados de un estudio "epidemiológico" y recalca la necesidad de hacer nuevas investigaciones. También, matiza que no se ha establecido una relación de causa entre las benzodiacepinas y el alzhéimer. "Ni en las guías clínicas, ni nuestra actuación médica va a cambiar", indicó. También asegura que la relación que se establece entre este tipo de fármacos y el alzhéimer puede estar basado en que la ansiedad o depresión -por la que se prescriben benzodiacepaminas- puede ser uno de los síntomas de la demencia. En Galicia, el psiquiatra Luis Ferrer i Balsebre ya alertó de que el consumo de antidepresivos aumentó un 300% en los últimos 25 años en en su discurso de entrada a la Real Academia de Medicina.

Las causas del alzhéimer, neurodegenerativo e irreversible son aún un enigma. No es una consecuencia natural del envejecimiento, aunque sí es la principal causa de demencia en los mayores. Y las benzodiazepinas son utilizadas de forma generalizada en los países desarrollados para tratar ansiedad, insomnio, epilepsias y otras dolencias relacionadas con el sistema nervioso central. También se prescriben en muchos estadios de la enfermedad de alzhéimer que cursan insomnio. Se sabe que hay factores de riesgo que pueden influir, como las enfermedades cardiovasculares pero, de momento, la vía más efectiva es detectarla cuanto antes, para poder ralentizar el curso de la enfermedad.

Mientras, el presidente de la Asociación de familiares de enfermos de alzhéimer de Galicia (Afaga), Juan Carlos Rodríguez Bermúdez, alude a "una sobremedicación en personas mayores, en general". "Es importante hacer ajustes necesarios, incluso entre enfermos de alzhéimer", solicita, "conocemos muchos casos de alzhéimer que consumen benzodiacepinas, porque los trastornos de conducta son muy importantes y para poder regular el sueño o los grados de ansiedad de las personas afectadas. Son medicamentos de carácter psiquiátrico, que tienen su sentido".

Pero en su opinión, "hay más tendencia a la farmacología que a buscar terapias alternativas, que son igual de efectivas". Se refiere a la estimulación cognitiva y sensorial, así como talleres de memoria y actividades de terapia ocupacional o fisioterapia. "Ese tipo de estimulación no farmacológica ha demostrado en los últimos años una gran eficiencia en los procesos de deterioro y a veces no está suficientemente valorada e introducida dentro del sistema sanitario, frente a fármacos de coste muy elevado, cuya eficiencia está en entredicho sobre todo en las fases moderadas o severas de la enfermedad. Probablemente en estadios iniciales esté más demostrada su eficacia", asegura. "Es lógico que se usen", asegura, aunque hay que intentar que se investigue "en esta vía", insiste. "La solución va a ser a través de la investigación", sostiene Juan Carlos Rodríguez.

El estudio se basó en el seguimiento estadístico de 1.796 pacientes mayores de 66 años con alzhéimer de Quebec, cuyos resultados fueron comparados con 7.184 individuos de la misma comunidad. Se tomaron muestras al azar de las personas mayores. Los investigadores concluyeron que el riesgo de desarrollar alzheimer aumento "entre un 43 y un 51% entre aquellos que habían utilizado benzodiazepinas en el pasado. "El uso de benzodiacepinas se asocia con un mayor riesgo de alzheimer", señalan los autores del estudio.