El cerebro de un joven es capaz de recuperarse sin daños de "una" borrachera, pero cuando padece "atracones" de alcohol, de forma sistemática, todos los fines de semana en los botellones pierde "de forma permanente" la capacidad de aprender y memorizar, y se produce un "retraso irreversible en la zona de conocimiento".

"Ya se está viendo a muy buenos estudiantes que fracasan en la universidad, porque no pueden aprender, no entienden lo que leen ni captan lo que les dicen", advirtió ayer la responsable del laboratorio de Patología Celular del Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia, Consuelo Guerri.