El autor confeso de la sustracción del valioso Códice Calixtino, el electricista Manuel Fernández Castiñeiras, se enfrentará el próximo enero al juicio por el robo de esta joya literaria de la Catedral de Santiago, y en la vista romperá el silencio que mantuvo desde que se culpó del hecho.

Este hombre, que durante más de dos décadas prestó sus servicios para el templo en calidad de autónomo, se sentará en el banquillo por dos causas distintas: la primera de ellas, el día 15, por haberse apropiado de correspondencia de sus vecinos; y la segunda, días más tarde, el 19 de enero, y esta vez por el robo del Códice.

En los registros practicados en las propiedades de este hombre de carácter introvertido se localizaron numerosas bolsas con cartas, comunicaciones en algún caso con una antigüedad superior a un año. Además, Castiñeiras tenía una altísima suma de dinero, 2,3 millones de euros, bandejas de plata y oro.