El Niño ha pasado casi de puntillas por Galicia, puesto que únicamente el municipio coruñés de Touro vendió un pellizco del tercer premio, dotado con 250.000 euros por serie, 25.000 al décimo.

La administración número uno, ubicada en la Rúa Castelao, fue la encargada de repartir diez décimos del 84.222, presumiblemente a vecinos de la localidad gallega, explicó la dueña de este humilde despacho, Esperanza Quinteiro. "No es una carretera de paso", añadió esta mujer, "feliz" por haber arañado al menos "una parte" en una jornada importante como la de ayer.

Quinteiro indicó que, aunque ella no tiene ninguno de los décimos premiados, "la alegría es la misma". Además, esta es la primera ocasión en la que reparte suerte por Navidad, en este caso con El Niño, ya que, hasta ahora, solo habían tenido fortuna en los sorteos habituales.

Los otros billetes premiados fueron consignados en administraciones de lotería de Chiclana de la Frontera (Cádiz), Ibi (Alicante), Mieres (Asturias), Barcelona capital y las localidades condales de Santa Coloma de Gramanet y Castelldefels, Madrid, Portugalete (Vizcaya), Zaragoza y la localidad de esta provincia de La Almunia de Doña Godina.

La Administración de Loterías número 4 de Leganés, situada en pleno centro de la ciudad, es la que acaparó ayer todos los flashes y vivió una mañana de "alegría desbordante" al repartir íntegramente el primer premio de El Niño en un barrio obrero, un premio "muy repartido" que ha recaído en familias que "lo necesitaban".

Gustavo Fernández, dueño de la Administración número 4 de Leganés junto a su hermano Ángel, reconocía sentir "mucha felicidad y mucha alegría, sobre todo por la forma en la que se ha repartido: décimo a décimo por ventanilla a los vecinos del barrio". Tanto es así que en la ventanilla de la Administración los loteros colocaron un cartel con el número de la suerte, el 55.487, con una leyenda que ponía: "El número para los vecinos del barrio". Y hasta allí se acercaron algunos que estuvieron a punto de no comprar el décimo de la suerte, como le sucediera a Antonio, el protagonista del anuncio de este año de la lotería de Navidad.

"No lo había cogido porque he pasado las Navidades fuera, y anoche, después de comprar los Reyes, pasé por el local de Loterías a las ocho menos cuarto de la tarde y me dije: tengo que comprarlo. Y menos mal, porque lo necesitaba muchísimo", manifestaba Rosi, casi entre lágrimas.

Quien apenas podía respirar era María, madre de dos hijos a los que les ha tocado El Niño y que mientras intentaba tranquilizarse aseveraba que era "mejor" que si le hubiera tocado a ella. "Mis hijos lo estaban pasando muy mal. Uno de ellos lleva mucho tiempo sin trabajo. La situación está muy difícil y este dinero me va a permitir dormir mejor por las noches. No hay felicidad mayor que la de ver bien a tus hijos", confesaba con la voz entrecortada.

Un premio tan repartido, que ha tocado a familias enteras, como el caso de Gregorio, que enumeraba uno a uno los miembros de su familia que han resultado agraciados: "Mis hijos, mis nietos, e incluso mis bisnietos, que tengo muchos, y que ahora van a tener unos Reyes mucho mejores".

Gustavo y Ángel, los loteros, ya tenían además experiencia a la hora de repartir premios en los casi treinta años que llevan en la Administración, primero ayudando a su madre y ahora como propietarios.