El uso de antidepresivos no deja de aumentar en España. Si en el año 2000 se consumían 26,53 dosis diarias de estos fármacos por cada mil habitantes, la cifra ascendía a 79,57 en 2013, lo que supone un incremento de un 200% -el triple-, según un informe que acaba de publicar la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. Desde el Ministerio de Sanidad atribuyen esta subida al "aumento de la incidencia de trastornos de estados de ánimo así como a la extensión de las indicaciones terapéuticas autorizadas para estos medicamentos". Psiquiatras coruñeses reconocen el aumento de diagnósticos, pero alertan de que el uso de antidepresivos se ha disparado debido al "autoconsumo". "La sociedad actual, la del bienestar, tiene poca tolerancia a la frustración, al estrés y como alertan nuestros compañeros de Atención Primaria, mucha gente quiere medicalizar la vida cotidiana", señala el doctor Juan Carlos Díaz del Valle, del servicio de Psiquiatría del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac).

El consumo de estos fármacos -pensados solo para cuadros graves de depresión y trastornos de ansiedad, pero también "para el dolor crónico neuropático o la deshabituación tabáquica", según indica Sanidad- ha aumentado progresivamente en los últimos trece años. La tasa de consumo diario por cada mil habitantes era de 28,34 dosis en 2001, 36 en 2003, 45 en 2005, 55,2 en 2008, 64,33 en 2010 y 71,79 en 2012. "Hay otros estudios que apuntan a que el consumo de antidepresivos y ansiolíticos crece a un ritmo de entre un 3 y un 5% cada año", señala Díaz del Valle, quien recuerda que en 2011 "Galicia era la segunda autonomía, por detrás de Asturias, en consumo de psicofármacos". "Se debe al envejecimiento de la población ya que el estado depresivo es frecuente en personas mayores y se une a otras patologías", indica.

Pese al aumento de casos en los últimos años - "la red sanitaria ha mejorado mucho, antes gente con problemas de depresión no acudía al médico porque no sabía lo que le pasaba", señala este psiquiatra coruñés-, Díaz del Valle tiene claro que detrás del elevado consumo de antidepresivos actual está muchas veces el "autoconsumo" que de estos fármacos realizan los ciudadanos.

Algo que ocurre, asegura, porque muchas veces se confunde la depresión con simplemente un bajón anímico o la tristeza. "La alegría o la tristeza son emociones básicas y normales del ser humano que no hay que tratar. El duelo, por ejemplo, no es algo que haya que tratar con medicamentos. Hay que llorar, asumir la pérdida, echar de menos...", señala este psiquiatra del Chuac, quien reconoce que cada vez es más frecuente que los pacientes acudan a su médico de cabecera en busca de un fármaco "mágico y rápido" que le permita superar una fase estrés, un enfado con un compañero de trabajo o la muerte de un ser querido. Una dinámica que considera un error ya que muchas veces si no se cambian determinados hábitos, la medicación no sirve para nada. "Es como si yo me hago una herida por frotarme contra un árbol, por mucho que me den antibióticos, si sigo dándome contra el árbol, la herida no se curará", señala Díaz del Valle.

Este psiquiatra aconseja que, "ante la sospecha de que podamos tener una depresión", hay que acudir al médico de cabecera, quien en caso de que sea necesario prescribirá el fármaco adecuado y la pauta de consumo. "Hoy en día con internet cualquier persona puede conseguir un fármaco en cuestión de horas", lamenta Díaz del Valle, quien alerta de lo peligroso de "autoconsumir" fármacos como los antidepresivos, pero también de las consecuencias de abandonar el tratamiento antes de tiempo. "Son fármacos que pueden causar dependencia, no hay que dejar de consumirlos por nuestra cuenta sino cuando lo indique el médico", sostiene este especialista del Chuac, quien recuerda que muchas veces "basta con psicoterapia" para solucionar el problema de depresión que puede sufrir un determinado paciente.