La abogada de Manuel Fernández Castiñeiras, el acusado del robo del Códice Calixtino, volvió a considerar esta mañana, antes de entrar en la sala en la que es la octava jornada del juicio, que fue al colocar micros en el domicilio de su patrocinado cuando los investigadores "se dieron cuenta" de que había "algo que ocultaba su familia" y que la "entrada y registro, la detención, fue únicamente provocada por lo que allí escucharon". "Sostuve el primer día y sostengo ahora mismo del resultado de la prueba que el resultado es absolutamente nulo", proclamó. "Estamos ante la fruta del árbol envenenado", afirma, y en este procedimiento, remarcó, "hay un jardín botánico".

La letrada, Carmen Ventoso, señala, al respecto, que escucharon decir al hijo que "cómo se pone así su padre, qué es lo que esconde allí, su mujer dice que allí que no hay nada, que solo hay porquería, que le habrán entrado los ratones y que por eso nota las cosas movidas".

La letrada también criticó que no fue hasta que "aparece el dinero" en el domicilio de Fernández Castiñeiras cuando el efectivo se "reclama" por parte de la catedral. "Una vez que aparece el dinero los representantes de la catedral dicen que ese dinero es suyo", explica. En ese sentido recalca que en la basílica se "lo ocultaron a la policía", "no les pareció relevante" y además, añadió, "se lo ocultaron unos a otros".

Ventoso explicó que "solo una persona tenía acceso y metía el dinero en la caja fuerte". Y que dicha persona, en relación al entonces administrador de la basílica, Manuel Iglesias, "no se lo comentó nadie" y solo decidió más tarde instalar una cámara de la que se dio cuenta a la policía con posterioridad al hallazgo del Códice. En relación a las grabaciones que supuestamente muestran a su cliente hurgando en la caja fuerte de la basílica, cuya nulidad pidió también el primer día de la vista, puntualizó que es "un corte y pega" que parece que "solo entraba el señor Fernández Castiñeiras". "Para nosotros es una prueba manipulada, nula", proclamó.

Por otra parte, en la jornada de hoy, la última donde estaba prevista la declaración de testigos, la defensa volvió a renunciar a varios. Si había 17 en la lista inicial, al final se quedaron en un total de diez. Los primeros cinco en declarar, todas clientas de Remedios Nieto, esposa de Castiñeiras y también acusada en el juicio de blanqueo de capitales, aseguraron cómo en algún momento llevaron ropa para arreglar y confeccionar a la acusada. Una de las citadas explicó cómo a través de su ventana, situada en frente de donde trabajaba Remedios Nieto, podía ver cómo trabajaba todo el día e incluso por la noche, y en otro caso explicó cómo había acudido a ella como modista para recibir formación. Las cinco declaraciones no superaron los veinte minutos.