La ley obliga a cualquier facultativo que tenga constancia de que un paciente ha sufrido malos tratos a notificarlo a las autoridades correspondientes. Aunque en la mayoría de lo casos el protocolo se cumple a rajatabla, los propios médicos reconocen que, en ocasiones, surge un "dilema ético" sobre si alertar o no. "Está claro que ante cualquier caso de maltrato, el médico tiene que dar parte, pero también es cierto que hay situaciones en donde los profesionales tienen cierto desasosiego y un dilema ético, por ejemplo, cuando se trata de una amiga, que les confiesa que es víctima de violencia de género y les pide expresamente que no lo denuncien", explicaba ayer el vocal del Colegio Oficial de Médicos de A Coruña Rosendo Bugarín, durante su comparecencia en la comisión no permanente para el estudio de la igualdad y los derechos de las mujeres.

Bugarín quiso dejar claro que no justifica en ningún caso que un médico no denuncie un caso de maltrato, pero alertó del "dilema" al que en ocasiones se enfrentan sus compañeros de profesión. "Un dilema ético que no solo tienen los médicos sino otros profesionales sanitarios o los propios trabajadores sociales", señaló, para añadir: "Por ello, pido que jueces, fiscales y médicos forenses tengan consciencia de ello".

En este sentido, la diputada del BNG Carme Adán señaló que las víctimas de violencia de género que rechazan comunicar estas agresiones tienen "la voluntad rota" por sus agresores. "No es un dilema ético sino profesional", indicó. Por ello solicitó que sean los profesionales de otras áreas, como los trabajadores sociales, los que ayuden a la víctima para que denuncien su situación.

Durante la comisión, el facultativo coruñés también habló del sesgo por género que puede darse en la atención sanitaria. En este sentido, Bugarín aludió a un estudio publicado hace unos años que revelaba que los sanitarios tenían tendencia a recetar más psicofármacos a las mujeres que a los hombres y que ante los mismos síntomas -con patologías que pueden tener un origen psicosomático como ardor de estómago o estrés- se realizaban más pruebas a hombres que a mujeres. Bugarín cree que se debe a que, en principio, hay mayor incidencia de problemas de origen psicosomático en mujeres.