La mayoría de los grandes escritores del Siglo de Oro, como Lope de Vega, Calderón o Quevedo, corrieron la misma "mala suerte" que Miguel de Cervantes en cuanto a la conservación de sus restos se refiere, según explicó ayer el experto en el Siglo de Oro Carlos Mata. Lope fue enterrado en la iglesia de San Sebastián de Madrid, pero debido a la historia de España, "muy convulsa, con muchas guerras", en algún momento, los restos se perdieron y ahora se encuentran "no localizados". Con Calderón pasó algo "parecido" -sus restos se perdieron durante un saqueo a una iglesia en la Guerra Civil- al igual que con Quevedo: fue enterrado en una iglesia, pero después sus huesos se mezclaron con los de otros cuerpos.