La mayoría de los adultos no se vacuna porque su médico de cabecera no se lo prescribe y hay enfermedades crónicas como la pulmonar obstructiva (Epoc), las cardiovasculares o la diabetes que se pueden agravar hasta provocar un ictus o un accidente cerebrovascular a causa del virus del herpes zóster.

"Nos ocupamos mucho de vacunar a los niños pero nada de vacunar a los adultos", asegura la doctora Isabel Jimeno, responsable del Grupo de Vacunas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, que aconseja vacunar a los mayores de 50 años por este tipo de virus que causa mucho dolor pero que se puede prevenir con esta vacuna, aplicable desde el año pasado.

Jimeno, que participa en el XXII Congreso Nacional de Medicina General y de Familia que se celebra en A Coruña, explica que el modelo demográfico español está cambiando y avanza hacia la cronicidad, ya que aumenta más la gente mayor que la joven, por lo que a su vez el modelo sanitario tiende a dedicarse más a pacientes de mayor edad con patologías crónicas que a enfermedades agudas. Una de las enfermedades que calcula que está latente en el 95% de la población es la que provoca el virus de varicela-zóster, cuya aparición se agrava con la edad porque baja la inmunidad y se incrementa la probabilidad de sufrir uno.

Entre las complicaciones que presenta, la más importante es la neuralgia postherpética, que produce un dolor crónico "muy problemático de manejar" ya que no se aplaca con medicamentos, por lo que merma la calidad de vida de quienes lo padecen, sostiene.

Además, según estudios publicados en 2014, en los tres primeros meses después de haber tenido este herpes se duplican las probabilidades de sufrir un ictus o un accidente cerebrovascular, precisa la doctora, médico de familia en el centro de salud de Isla de Oza de Madrid. Por ello, aconseja promover esta vacuna para prevenir el herpes zóster, su recurrencia y la neuralgia postherpética al conjunto de la población a partir de los 50 años, excepto a aquellas personas inmunodeprimidas.