Un total de 1.485 menores, residentes en la comunidad gallega, se encuentran bajo la tutela de la Xunta ante la grave situación de riesgo o desamparo que atravesaban en sus hogares. Se trata de niños que carecen de la "necesaria asistencia moral y material" por parte de sus familias ya que quienes están obligados a encargarse de su cuidado "o no lo hacen o lo hacen de forma indebida", según explican desde la Consellería de Benestar, donde aclaran que se califica de situación de desamparo cuando un menor sufre "maltrato físico o psíquico, abuso sexual, abandono o inducción a la mendicidad o la delincuencia, entre otros".

Pero no siempre hay que llegar a situaciones tan graves para que unos padres pierdan la guardia y custodia de sus hijos. Por ello, desde el departamento de Beatriz Mato también hablan de menores "en riesgo" y cuya tutela también debe recaer en manos de la Administración. "Se considera situación de riesgo cuando un menor, sin estar privado en el ámbito familiar de la necesaria asistencia moral o material, se ve afectado por cualquier circunstancia que perjudica su desarrollo personal, familiar, social o educativo y que permita razonablemete temer que en el futuro pueda llegar a una situación de desamparo", explican desde Benestar.

Pese a que la cifra de menores tutelados -es decir cuyos padres pierdan la custodia de forma temporal- varía cada mes, suele rondar los 1.400. A ellos hay que sumar los 520 niños que la Xunta tiene en lo que denomina en garda, es decir, pequeños que de forma temporal viven con una familia de acogida o en un centro debido a que sus padres no pueden encargarse adecuadamente de ellos, pero cuya tutela continúa en manos de los progenitores.

En ambos casos -tanto en los tutelados como en los en garda- el objetivo final es que los pequeños puedan regresar con sus padres cuando hayan superado el problema o situación que les impedía hacerse cargo adecuadamente de ellos (padres con problemas de drogas o una difícil situación económica, por ejemplo). Por ello, en ambos casos la Xunta trabaja con la familia de origen para intentar remendar la situación aunque cuando se trata de niños en situación de desamparo no siempre es posible el retorno al hogar y por ello desde la Xunta se pone en marcha el servicio de acogida con una familia alternativa o se inician los trámites para buscarle una familia adoptiva.

Cuando lo que detectan los servicios sociales es que el menor está en una situación "de riesgo", pero sin llegar al desamparo, la Xunta se vuelca en ayudar a la familia biológica para intentar revertir esta situación. "Damos asesoramiento y apoyo técnico a las familias, mediación en conflictos, ayudas económicas temporales o educación familiar para que los padres estén capacitados para atender a asus hijos", señalan desde la Consellería de Benestar.

Cuando la Administración asume la tutela de un menor existen dos opciones: o bien pasa a vivir temporalmente con una familia de acogida (que lo atenderá hasta que los padres biológicos puedan volver a hacerse cargo de él o hasta que cumpla los 18 años) o bien residirán en un centro. La nueva ley de protección de la infancia que acaba de entrar en vigor a nivel estatal prioriza la asistencia en familias de acogida por encima de la residencial, algo que aseguran desde la Xunta ya es el objetivo de Benestar desde hace tiempo. En la actualidad, con datos de hasta el 31 de julio, un total de 921 menores gallegos se encuentran en familias de acogida mientras que 716 viven de forma temporal en un centro.