Se excitan ante situaciones que a priori no serían calificadas de eróticas. Leer faltas de ortografía, ver personas calvas o con la nariz grande, oler flores, desnudarse en la consulta del médico o tocar ciertos tejidos les producen placer sexual. Son personas con filias sexuales, que sienten una fuerte atracción hacia determinados elementos, pero cuyos impulsos están controlados y sus gustos sexuales no interfieren en su vida diaria. "No se trata de ningún trastorno sino que las filias forman parte de la enorme diversidad de expresión de la sexualidad humana", señala Martina González, vocal de la Sociedade Galega de Sexoloxía, quien reconoce que estas conductas sólo llegan a consulta cuando a estas personas "les cuesta aceptar o comentar con su pareja" que sus gustos se salen de los convencional.

Lejos de ser algo extravagante o anecdótico, las filias -protagonistas de la última película de Paco León, Kiki, el amor se hace- son algo frecuente, según los expertos. "Todos tenemos nuestras filias, lo que ocurre es que muchos no saben que lo son o como se llaman", señala la sexóloga Martina González, quien pese a reconocer que no existen datos estadísticos sobre este tema, resalta que hay webs que ayudan a entender la magnitud de las filias. "Existe una especie de Facebook para personas con sexualidades o fetichismo que se salen de lo considerado normativo que cuenta con más de 4,8 millones de usuarios en todo el mundo, de los que más de 1.300 pusieron su localización en Galicia", resalta y añade: "Hay muchas más páginas similares, esto se trata solo una pequeña muestra".

Algo frecuente, pero que se mantiene como un tema tabú. "Vivimos en una sociedad en la que se nos transmite a través de los medios o del cine porno cuales son las prácticas sexuales normales", señala esta doctora, quien lamenta que para muchas parejas heterosexuales la sexualidad plena pase "por el coito y el orgasmo, al que debe llegar primero la mujer y después el hombre". "Es un modelo tan implantado en nuestras cabezas que parece que todo lo que sale de ahí no es bueno y esto hace que se hable poco de lo que se hace en la intimidad", lamenta González, quien resalta que este modelo estándar de la sexualidad está detrás de algunos de los problemas sexuales más comunes en las consultas de los médicos como "desajustes del deseo, dificultades de erección o para llegar al orgasmo".

Los expertos aseguran que tener una filia sexual puede ser un plus para mejorar las relaciones con la pareja aunque eso sí, siempre que exista pleno acuerdo entre ambos cónyuges y cada uno comunique abiertamente sus preferencias en la cama. "Todo depende de la pareja, pero si existe buena comunicación y las filias de uno no disgustan al otro, éstas puede ser algo que sume a la relación", indica González, quien asegura que hay parejas con filias complementarias: "Por ejemplo, cuando a una persona le gusta ser dominante y a la otra ser sumisa o dominada". La clave está, según esta sexóloga gallega, "en no realizar prácticas que nos generen malestar o que no nos gusten".

Desde la Sociedade Galega de Sexoloxía reconocen estar "preocupados" por la actual falta de comunicación entre las parejas. "Es alarmante la cantidad de personas que mantienen relaciones sexuales con prácticas convencionales porque es lo que hay que hacer", indica y añade: "En general existe una gran dificultad para hablar sobre sexualidad. Hay parejas que llevan 15 años juntas y no han hablado de los que les gusta o no".

Por ello, esta sexóloga gallega ve un "soplo de aire fresco" y un "canto a la diversidad sexual" la nueva película de Paco León. El actor y cineasta ofrece en Kiki, el amor se hace una comedia en la que a través de la historia de cinco parejas se muestran varias filias sexuales -desde quien se excita al acariciar a alguien dormido hasta quien lo hace al tocar un tejido o con las faltas de ortografía- y cómo para disfrutarlas tendrán que decidir cómo integrarlas en sus vidas. El filme muestra sus miedos, sus sensaciones y cómo evoluciona la sexualidad de cada integrante. "Me encanta el abordaje que se da en la película a las filias sexuales, se trata la sexualidad de una manera muy limpia, con mucha naturalidad y en clave de humor. Hacen falta más películas que muestren al público la riqueza de la diversidad humana", indica González. "Tenemos que recuperar el sentido lúdico en nuestros encuentros sexuales y pensar más en disfrutar y divertirnos, no en rendir y ser acróbatas sexuales", sostiene.

Eso sí, los expertos reconocen que las filias sexuales tienen unos límites. En general, se habla de filia cuando se trata únicamente de una "tendencia o atracción hacia algo", un gusto sexual que se sale de lo considerado normal pero que no interfiere en el día a día de quien lo tiene ni de su entorno. Cuando la búsqueda de placer sexual a través de algo no convencional supone un peligro para quien lo hace u otras personas o el afectado no puede manejar o resistir dicho impulso se habla de parafilia, lo que la Real Academia de la Lengua califica de "desviación sexual". "Se precisa atención psicológica o psiquiátrica", señala Martina González, quien reconoce que hay debate sobre qué conductas se consideran parafilias. "Se incluyen en el manual de trastornos mentales, pero en anteriores ediciones la homosexualidad y la masturbación se consideraban parafilias que precisaban tratamiento", explica para dejar claro que el concepto parafilia necesita una revisión.