Hace ya seis años que en Nueva York no se puede fumar ni en las playas ni en los parques. Desde entonces algunas de las playas de más renombre del mundo colgaron también el cartel de espacio libre de humo. En Niza (Francia) encender un cigarrillo en la Centenaire, uno de sus arenales más conocidos, puede acarrear una multa de 38 euros, mucho menos que los 100 dólares de sanción que les pueden imponer a los fumadores neoyorkinos.

Muy cerca de Venecia, en la pedanía de Bibione los italianos pueden disfrutar también de una playa reservada solo para no fumadores. Y los últimos en sumarse en 2015 a este modelo de arenales sin humo han sido los mexicanos. En el Caribe ya hay dos arenales sin colillas ni fumadores.

España no se quedó atrás. Desde 2012 han sido varios los ayuntamientos que decidieron colocar el cartel de "libre de humos" en sus playas. Los tres pioneros en liberar de tabaco sus playas fueron Baiona, San Feliu de Guixols (Cataluña) y Mogán (en Canarias). En Baiona no se multa por fumar en la playa. Sin embargo, en Sant Feliu y en Mogán la sanción llega a los 300 euros. Vila, en Ibiza, también tiene playas sin humo.