Cada vez que se publica un informe -y últimamente surgen con mucha asiduidad, todo sea dicho- que advierte de que se reduce el uso que hacemos de las redes sociales aparecen los agoreros que con una rapidez envidiable comienzan a cavar la tumba de Facebook, Twitter y compañía. O enarbolan orgullosos la bandera en la que han grabado a fuego que nunca han usado estas plataformas y que no han perdido ni un minuto de su santo tiempo en el nuevo diablo del siglo XXI que son las redes sociales.

Todo lo anterior viene a cuento de los resultados del último Estudio anual de redes sociales del Interactive Advertising Bureau (IAB), uno de los informes de referencia en España por la cantidad de encuestados y por el rigor con el que se elabora. Esta investigación asegura que por primera vez ha bajado el tiempo que los españoles dedicamos a las redes sociales. Al segundo de salir el estudio ya aparecieron todos los cavadores de tumbas de estas plataformas.

Hemos utilizado tanto las redes sociales en estos últimos años que al final va a tener razón Rocío Jurado cuando cantaba "se nos rompió el amor de tanto usarlo, de tanto loco abrazo sin medida". O tal vez no.

Es cierto que el informe de IAB señala que el consumo ha caído por primera vez tras casi una década de crecimiento desmedido. Pero tampoco hay que tirarse de los pelos. Durante el pasado año, los españoles estuvimos nueve minutos (sí, nueve minutos) menos a la semana en las redes sociales. Fueron ocho minutos menos en Facebook, 37 en Twitter, 32 en LinkedIn y 20 en YouTube. Aun así pasamos 2 horas y 42 minutos a la semana. Pocos me parecen.

Aunque más que una caída parece que es un reajuste del ecosistema social. El uso que hacemos de las redes sociales está evolucionando, según evoluciona el uso que hacemos de esas redes sociales. Sí. Es la pescadilla que se muerde la cola.

Tras un primer momento de amor desmedido hacia las redes sociales en el que las usábamos como si no hubiese mañana, está llegando otro en el que los usuarios estamos buscando espacios con mayor privacidad. Los servicios de mensajería, tipo WhatsApp, Telegram o Line, se están convirtiendo en los grandes reyes de las relaciones personales. Porque son más íntimos y no existe tanta visibilidad. Por cierto. Si en el estudio de IAB se incluye WhatsApp dentro de las redes sociales, que prácticamente lo es, el uso en España de este tipo de plataformas aumentaría en vez de caer.

Además, cada vez utilizamos más el móvil y eso provoca que en redes sociales como Facebook seamos un poco más pasivos. Se comparten menos fotos e historias personales, se mira más, se escribe menos y de vez en cuando se le da un like a alguna actualización. Nos estamos volviendo más conservadores. Adiós a la exhibición 2.0.

También los más jóvenes están evolucionando en el uso que hacen de las redes sociales. Se van de Facebook, muchos casi ni la usaron, porque allí están sus padres, sus tíos y hasta sus abuelos. Twitter no lo han terminado de entender. Y por eso se refugian en WhatsApp (mayor privacidad), Instagram (aún no están sus mayores y les mola lo de las fotos) y Snapchat (fugacidad). Por cierto, estas tres están creadas específicamente para móviles.

Como cantaba Rocío Jurado "se nos rompió el amor de tanto usarlo, de tanto loco abrazo sin medida. Las cosas tan hermosas duran poco, jamás duró una flor dos primaveras". O quizá no y solo nos estamos reajustando.