El año pasado a una de cada tres mujeres gallegas le fue prescrito al menos un antibiótico, mientras que los médicos dispensaron este tipo de terapia a uno de cada cuatro varones. Según las cifras del Sergas, ellas usaron 71 envases por cada mil habitantes y ellos no llegaron a los 54. Entre los menores de 15 años, no obstante, no se constata esa divergencia entre sexos.

El Sergas observa en su informe que el consumo por edad desciende hasta su valor mínimo entre los 10 y 14 años para después crecer continuamente hasta llegar a su máximo en los 75 y más años de edad, donde alcanza el 40% de la población. Si se analiza todo el período en el que se supervisaron estos fármacos, desde 2007 a 2015, se observa cómo entre los grupos de 75 y más años de edad y el que comprende de 65 a 74 años, los consumos fueron un 54% y un 28% superiores al del conjunto de la población, respectivamente. Por estaciones, el verano es la época en la que menos se consumen e invierno en donde más pese a que los médicos recuerdan que no son útiles para gripes y catarros.