Allí. Ninguno de los análisis de las razones y consecuencias de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha reparado en Mariló. Pero es que Mariló vive ahora en Nueva York. Tampoco a nadie se le ha ocurrido contactar con ella como testigo de excepción, ni pedido a la embajada su retorno inmediato o interesado por el estado de su visado. Es la crueldad de la gran pantalla: te vas un par de meses y ya se han olvidado de ti. Le pasó a Víctor Sandoval cuando emigró a Miami y todavía no le han dado su sitio como hijo pródigo. Y no dirán que el hombre no lo ha dado todo. Pero el mundo ya es más infinitamente más grande que una caja tonta y Mariló utiliza las redes como nadie. Y sin casco, como la moto. Y ha vuelto con "el mundo por montera" (¿captan el juego de palabras?) y crónicas desde la gran manzana. Por eso sabemos, los que hemos querido saber, cómo vivió la noche electoral: "en casa de unos colaboradores de Clinton a los que he dejado, de madrugada, desolados". No sé si lo notan en TVE, en Exteriores, en el CNI, pero todo esto podrían ser señales, avisos: eh, que estoy aquí. Por si necesitan algo. Allí tiene a Sonia Monroy. Pero está en la otra costa.

La superluna. La luna se vuelve superluna. La última vez que la luna fue tan superluna -grandota y brillante- fue en 1948 hace 68 años. Los más cenizos creen que la superluna puede traer desgracias, incluso el fin del mundo. La luna llena nunca ha tenido buena prensa. Por los licántropos, los destripadores y otros malos hábitos. El plenilunio suele asociarse con un aumento del número de nacimientos, desastres naturales, crímenes. En 1948, año de superluna, de perigeo, nació Carlos, el delfín de Isabel II. Y no presenta síntomas lunáticos ni mucho menos de licantropía. Eso sí, Carlos, entre superluna y superluna, ahí sigue. Igual. Delfín.

Pansexual. Ylenia es choni y pansexual, según propia confesión. Saltemos directamente al segundo término. Ylenia es pansexual porque se enamora de las mentes [sic]. De la mente de Labrador, de la mente de Suso, de la mente de Fede y así, chicos conocidos sobre todo por el uso que hacen de sus mentes. Ella se dice pansexual porque se enamora de las mentes, aunque sean siempre mentes repletas de testosterona. Genderless en cambio no es. Más que nada porque no sabe lo que es genderless. Tras explicárselo -moda neutra, sin género-, tampoco. Pero no se lleven a engaño. El chonismo no está reñido con el intelecto. Ylenia, como casi todos los colaboradores de Mediaset, es superdotada. Eso, o que la experta de JorgeJa tiene la máquina estropeada.

El idilio. Qué adecuado el término, idilio, por su origen etimológico, por lo pastoril. Un idilio dicen que tuvieron (presuntamente) Parada (sí, sí, Parada) e Isabel. La bomba la suelta la periodista María Patiño como descuidadamente, igual que ya le pasó con Lequio y Olvido -¡uy,se me escapó el nombre del conde!- en lo que viene a ser la versión audiovisual del posado robado. El interfecto ni desmiente ni confirma, se deja querer, porque le van a llevar a un programa de telerrealidad, así que se deja querer. Lo que haga falta. Al fin y al cabo, Parada -entre otras cosas- pasará a la historia como el amiguísimo de las artistas, el hombre que amaba a las folclóricas. Recuerden la escena del yate con Marujita. O mejor no.

Vestidos de novia. Lo bueno de casarse muchas veces es que el vestido nupcial adquiere un valor antropológico, sociológico, histórico, político, económico. Se convierte en una foto fija del lugar y el momento. Todo influye, consciente o inconscientemente, en el estilismo de la, en este caso, novia. También los sucesivos novios. Veamos. Primera boda: mes de enero en Illescas (Toledo). Una jovencísima Isabel aparece en la iglesia con un recatado vestido blanco (manga larga, cuello alto) y el pelo recogido; el novio, el cantante Julio Iglesias. Segunda boda: año 1980, es verano pero también es una boda toledana, en una finca del marqués. Tercera boda: enero (de nuevo) del año 1988, el otro contrayente es Miguel Boyer; el lugar, el Registro Civil de M adrid, muy temprano. Ella se enfunda en un traje chaqueta gris ribeteado en pieles. ¿Quién la vestirá en su cuarto enlace nupcial? Se especulaba con una conocida firma de vestidos de novia, cosas de contratos de imagen. Pero Tamara, que de vocación religiosa ha pasado a textil, se ha autopostulado. Ojo: no hay que mezclar lo público y lo privado. Francisco Kiko Rivera Pantoja no dejó que su cuñada le cosiera ni el velo a su santa. Había mucho en juego. Parné.