Elegir siempre el mismo medicamento con independencia de los síntomas, no respetar los horarios de las tomas o creer que van a curar el resfriado son algunos de los errores más comunes que comenten los pacientes con los bautizados como antigripales, fármacos que prometen acabar con los molestos síntomas de los catarros o la gripe. Pese a que la mayoría se pueden adquirir en la botica sin receta médica, desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos de A Coruña (COFC) aconsejan informarse bien de los componentes ya que algunos están contraindicados para hipertensos o diabéticos y pueden interactuar con otros medicamentos que consuma de forma habitual el paciente.

Los antigripales, tan demandados al llegar el frío, son un mezcla de varios principios activos, aunque tres son básicos en todas las marcas. "Todos llevan un analgésico para combatir el dolor, antihistamínico contra los estornudos y descongestivos para evitar esa agüilla o moqueo constante", señala Luis Brizuela, miembro del COFC con farmacia en Palavea, quien reconoce que muchos incorporan otros compuestos como vitamina C, codeína -para estos se precisaría receta- o antitusivos. El problema está, según este farmacéutico, en que los pacientes recurren a estos cócteles de principios activos aunque sólo presenten uno de los síntomas. "Uno de los más vendidos es Frenadol, que sólo debería usarse si se tiene tos seca porque tiene un componente antitusivo", indica Brizuela, quien lamenta que la gente se deje influir por la publicidad cuando lo ideal sería que se informase al farmacéutico de los síntomas para que éste le indique cual es el medicamento más adecuado.

Este tipo de fármacos están pensados para aliviar las molestias que causan los resfriados y la gripe, pero no para curarlos. Por ello, los farmacéuticos coruñeses aconsejan comenzar a tomarlos nada más surgen los primeros síntomas de contagio y dejarlos cuando hayan desaparecido. Eso sí, hay que respetar lo que fije cada medicamento en su prospecto sobre qué cantidad de sobres o pastillas y cada cuanto tiempo se pueden consumir. "Uno de los principales errores que comete la gente es no respetar las tomas. Normalmente estos fármacos hay que tomarlos una vez cada ocho horas", indica el farmacéutico Luis Brizuela.

Otro de los errores más peligrosos es creer que al ser medicamentos sin receta todo el mundo puede consumirlos sin peligro. "Si tienen alguna enfermedad o están siguiendo algún tratamiento es preciso que vean los componentes del antigripal o consulten con su farmacéutico porque pueden resultar contraindicados o interactuar con sus otros fármacos", explica este boticario coruñés, quien pone varios ejemplos. "Muchos antigripales incluyen cafeína, lo que hace subir la tensión y por tanto no son convenientes para hipertensos; la codeína provoca estreñimiento y hay algunos contraindicados también para diabéticos", indica.

Para que los medicamentos que prometen aliviar los síntomas de un catarro sean realmente eficaces, lo primero es tener claro si se trata de un resfriado o de gripe. Algo, que según los expertos, todavía cuesta a la mayoría de la población. "Gran parte de la gente no diferencia estas dos enfermedades, hay quien a todo le llama gripe y no es así", explica Luis Brizuela. "La gripe tiene un inicio súbito y presenta fiebre, dolor de cabeza, muscular y lumbar y tos seca mientras que el resfriado se caracteriza una aparición más lenta, dolor de garganta, picor de ojos, secreción nasal abundante, etc...", sostiene este experto.

Ambos virus se transmiten por gotitas que quedan en al ambiente al toser o estornudar o bien al entrar en contacto con objetos contaminados. Por ello, desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos de A Coruña aconsejan -para evitar el contagio- lavarse las manos frecuentemente, usar pañuelos de papel, evitar cambios de temperatura y ambientes con humo o mal ventilados. Además recuerdan que tanto el resfriado como la gripe están causados por virus así que los antibióticos no son eficaces contra ellos porque sólo atacan a bacterias. Tomar alimentos ricos en vitamina C para subir las defensas también ayuda a un invierno con menos catarros.