La Policía Nacional investiga el suicidio de una niña de 13 años en Murcia, víctima de acoso escolar, que se quitó la vida en la tarde del pasado martes en su domicilio de la pedanía de Aljucer. Fue su propia madre quien encontró a Lucía, de solo 13 años, ahorcada en su cuarto. Lucía sufría sufría bullying. Lo había contado y había pedido ayuda y de hecho se había cambiado de centro por este m otivo. El acoso se venía produciendo, dicen sus allegados, desde la época del colegio. La familia tiene muy claro que Lucía decidió este desenlace para su vida porque no podía aguantar más.

Del caso se ha hecho cargo el Grupo de Menores de la Policía Nacional de Murcia (Grume). Este departamento ha abierto una investigación y ya ha tomado declaración a los padres. Ahora, las indagaciones han de hacerse en el entorno educativo de la pequeña.

Fuentes familiares indicaron ayer que el pasado 21 de diciembre una limpiadora del instituto en el que actualmente estudiaba la niña fallecida encontró una carta de despedida de ésta, la cual entregó al director del centro, quien se la dió a la madre. Ahora la carta está en poder de la Policía Nacional, según explicaron desde el entorno de esta joven víctima. Los compañeros y amigos que Lucía deja en el instituto Cascales recuerdan cómo su tristeza era patente los días antes de su suicidio. "Lucía era una chica excelente y muy buena compañera. Lo que pasa es que tenía un corazón negativo. Hacía comentarios de que se iba a suicidar, pero yo creí que era lo típico de la juventud. No se peleaba con nadie, pero se relacionaba con poca gente", señalaba ayer uno de sus compañeros.

El pasado martes, cuando la madre de Lucía encontró a su hija, avisó al 112. Sanitarios se desplazaron a la vivienda, pero no pudieron hacer nada por salvar la vida de la menor, confirmaron en el Centro de Coordinación de Emergencias. A continuación, se avisó a la policía.

"El acoso lo lleva arrastrando desde el colegio. Y, luego, en el instituto, iban los mismos (acosadores). La cambiaron de centro, pero la cría ya estaba hecha polvo", contaban ayer parientes carnales de la pequeña Lucía en el tanatorio Arco Iris, donde fue velado el cuerpo y donde se procedió a la incineración. "Se veía fea y gorda, que es lo que le decían", lamentaba ayer una prima de la difunta. Y lo hacía mostrando en su móvil una fotografía de Lucía, una niña preciosa que, en la imagen, se muestra sonriente.

Fuentes de la Consejería de Educación informaron de que el pasado mayo la familia solicitó el cambio de centro y, tras estudiar el caso, admitió el traslado, y activó el protoloco establecido en los casos de acoso escolar.