En diciembre de 2015 el Ejecutivo gallego decidió seguir las recomendaciones del Ministerio de Sanidad y proteger a las embarazadas frente a la tos ferina a cargo del programa gallego de vacunaciones con un objetivo: "Reducir la incidencia de la enfermedad en los recién nacidos, que son los que tienen la mayor incidencia de sus formas graves". No obstante, dado que la inyección utilizada, la dTpa, tenía problemas de suministro -todavía los tiene, aunque la Xunta espera que estén solventados "antes del verano" para reanudar el refuerzo-, proteger a las gestantes implicó aplazar la dosis de refuerzo a los niños de 6 años.

La inmunización de embarazadas comenzó a aplicarse en Galicia en diciembre de 2015 y en el primer mes se administraron 1.857 dosis, lo que en la práctica, según el Sergas, suponía que solo la habían recibido el 37% de las posibles beneficiarias. Pero esas cifras han mejorado tras analizar todo 2016. Según los datos facilitados por Sanidade, la cobertura de la inyección en el año alcanzó el 81,75% del colectivo.

En general, los casos de tos ferina cayeron en la comunidad gallega en 2016 un 23% con respecto a 2015, al pasar de 158 a 121, y más de un 28% en relación a 2014.